miércoles, 1 de agosto de 2012

El Atazar (29/7/12)

La ruta del pasado domingo era nueva para mí. No conocía nada más que la parte que lleva hasta Torrelaguna, el resto era totalmente desconocido. No se apreciaba un excesivo esfuerzo, una subida de escasos 4 kms con un par de pendientes duras según la altimetría.
 

Foto: cortesía de www.altimetrias.com
 Me encantó la subida y los parajes por los que discurre. Es una carretera del estilo a La Trampa, no te das cuenta que estás subiendo hasta que de pronto en un giro a izquierdas la carretera se empina sobre manera durante un par de kilómetros para suavizar mucho, de hecho se mete plato y bajas casi todos los piñones, cuando llegas al mirador para contemplar las preciosas vistas del Embalse del Atazar.




Como siempre quedamos tempranito todos los componentes de la grupeta. Esta vez se nos unió un nuevo compañero, del que he olvidado el nombre, pero al que bautizaré como “Bianchi” por el conjunto de la famosa marca italiana que lucia el pasado domingo. También se nos unió Magu, el cual llevaba tiempo sin salir y al final terminó pagando como contaremos más adelante.

Nos pusimos en camino dirección Soto a ritmo suave para ir estirando los músculos, por el carril bici, que cada día se encuentra en peores condiciones, sobre todo con la nueva obra que han hecho ya llegando a dicha localidad. Fuimos sorteando los diferentes obstáculos que nos salían al paso y nos desviamos a la derecha para afrontar la primera subidita del día y que nos llevaría hasta la rotonda de Los Pinarejos.

Julián ante los improperios varios por parte de casi todos, hizo caso omiso e impuso un buen ritmo que rápidamente provocó que se partiera el grupo. Poco a poco los de cabeza fuimos ganando metros hasta coronar en la rotonda y nos dejamos caer hacia Guadalix, dando tiempo a que fueran llegando los demás.

Como siempre los locos de los descensos nos pasaron como cohetes y fueron abriendo un hueco que logramos neutralizar ya casi a la altura del embalse. Ya con todos reorganizados me puse junto con Iván y su insistencia a tirar y marcar el ritmo de la grupeta hasta llegados al puente de la A-1, donde de nuevo nos dejamos caer hacia Torrelaguna ante una nueva fractura del equipo.
Justo antes del repecho de Redueña, nuevo reagrupamiento que duró bien poco ya que Julián volvió a poner un fuerte ritmo, parece que le encanta ese repecho, fragmentando una vez más el grupo hasta que nos desviamos a la derecha para entrar en la localidad de Torrelaguna, la cual atravesamos muy rápido dirección a Patones. Justo cuando estábamos casi saliendo del pueblo, nos encontramos a Martin en dirección contraria que se uniría a nosotros para hacer la ascensión.


Foto: hasta luego Jesús, ten cuidado con tu maillot de líder!!

Foto: rodando hacia Patones

En ese momento Jesús nos abandonó ya que tenía que regresar pronto. Los demás continuamos ruta, pasamos Patones y el grupo empezó a seccionarse. Había gente con hambre como siempre y en la primera cuesta, bastante dura al 8%, se deshizo totalmente el grupo, los que subían más lento y a su ritmo por un lado  y a los que nos gustan las  subidas. Iván aguantó más que nunca en salir disparado como suele hacer, tenía las piernas agarrotadas por las agujetas, por lo que dio espacio suficiente a “Bianchi” al que acabaría cogiendo más arriba. Otro que subió como un tiro fue Antonio que nos acompañó en esta ruta, qué barbaridad, vaya forma de subir y con que maestría, como se le notan la buena forma física y los años en este deporte. Salió tarde y terminó pasando tanto a Iván como a “Bianchi”. Julián, D. José y yo, comenzamos la subida a ritmo tranquilo, los tres juntos hasta que en los repechos más duros, Julián se fue quedando. Los intentos por parte de D. José para que se enganchara a nuestra rueda no lograron ser suficientes por lo que nos instó a que continuásemos nosotros con la subida.

Que preciosidad de subida, es corta pero exigente. Hay tramos en los que te tienes que emplear a fondo y tener mucha cabeza para no malgastar más de la cuenta. Si a eso le sumas que eres primerizo por esas carreteras, siempre vas con un puntito de miedo pensando en qué me encontraré más adelante, pero como siempre D. José conocedor de la ruta me iba indicando dónde y cuándo teníamos que apretar o aflojar.

Foto: D. Jose en plena ascensión
 
Foto: subiendo El Atazar


Poco a poco fuimos siguiendo la carretera serpenteante que te lleva en continuo ascenso al mirador, hasta que llegas a una zona donde ya puedes meter plato y bajar coronas a unos 600 metros antes de la llegada. Ya en el mirador nos esperaban Antonio, sin síntomas de cansancio, Iván y “Bianchi” que comentaban cómo les había  dado alcance Antonio durante la subida y que no habían sido capaces de seguirle.
Esperamos a que poco a poco fueran llegando todos los componentes del grupo y aprovechamos las vistas para hacer unas cuantas fotos de tan bonito paraje. Tras un breve descanso para comer un poco nos pusimos de nuevo en marcha dirección a El Berrueco por una carretera de continuos sube y baja.

Foto: el Club Arnelas en el mirador de El Atazar

En este tramo sufrimos la única avería reseñable del día. Más que avería fue un enorme susto el que se llevó “Bianchi”, y que gracias al quitamiedos de la carretera evitó que se despeñara ladera abajo. Todo pasó de manera muy extraña y rápida, “Bianchi” iba hablando con el gran Alberto circulando como íbamos en ese momento muy, muy despacito ya que habíamos reiniciado la marcha; llevaba tanto plato como piñón grande y fue al dar una pedalada se quedó como atrancado, se venció hacia la derecha y pudo fresarse sin caerse agarrándose al quitamiedos, algo muy raro y extraño que afortunadamente quedó en un susto y sin más consecuencia que la dirección bloqueada pero que se subsanó sin mayor problema.

Tras el incidente continuamos ruta, y en uno de los descensos, tanto Martin como los hermanos Schleck (Julián y Luis) impusieron un ritmo infernal tirando a bloque y a tope ganado rápidamente un gran margen que nos fue imposible neutralizar tanto a D. José, al gran Alberto y a mí y eso que tiramos a relevos y con ganas pero no pudimos darles alcance hasta que se pararon en el desvío que nos llevaba a el Berrueco, donde Martín se despidió de nosotros y los demás continuamos a ritmo suave hasta llegar a dicha localidad donde hicimos un alto para rellenar los bidones.

Fue en este momento donde el compañero Magu nos avisó y nos dio la voz de alarma. Eran 75 kms los que llevábamos y su falta de rodaje se empezaba a notar. Todos le animamos a que continuase y que se sintiese arropado por el grupo, así que comimos otro poco y nos pusimos en marcha dirección La Cabrera, por una carretera que hemos bajado muchas veces, pero que en el día de ayer nos tocaba de subida. Yo personalmente me encontraba pletórico, de hecho había reservado un puntito para la subida a Bustarviejo, así que con un buen ritmo y sin forzar fui ganando kilómetros a la subida y en el último tramo llegaron a mi altura parte del grupo. Nos paramos para dar tiempo a que llegaran los demás, pero a Magu le terminó de reventar esta subida y venía con D. José y con el “boss” Revilla sufriendo de lo lindo.
Decidimos no acometer la subida a Bustarviejo y continuar hacia La Cabrera para bajar hasta Navalafuente, de ahí hacia Guadalix y subir por El Cerro de San Pedro para continuar hasta Colmenar. Fuimos rodando lo más suave posible y lo más compactados posible, pero cuando la carretera se empinaba un poco, el grupo se estiraba en exceso.
Despacito llegamos a Navalafuente, paramos a rellenar nuevamente los bidones e incluso alguno a mojarse las zapatillas como en el caso de Faustino y nos pusimos de nuevo en marcha hasta llegar a Guadalix, donde cruzamos el pueblo y encaramos la subida al Cerro.

Como las piernas estaban bastante cansadas el inicio de la subida se hizo muy suave. Magu nos comentó que nos fuésemos tranquilamente que él se quedaba a que fueran a buscarle, pero ante la insistencia del “boss” Revilla se aventuró con la subida arropado por el propio Revilla, D. José y Julián. El resto nos distanciamos rápidamente a ritmo suave. Yo iba detrás de Iván y hablando con Salva, cuando de repente veo que Iván había lanzado su ataque seguido de “Bianchi” y nos habían ganado unos metros. Casi le dejé al pobre Salva con la palabra en la boca y me lancé en su persecución sabiendo que tenía buenas piernas para la ascensión.

Puse un buen ritmo, pero el ataque me pilló totalmente fuera de juego. Les tenía cerca pero no aflojaban y yo tampoco quería cebarme en exceso. Iván delante con unos 40 metros de ventaja sobre “Bianchi” y yo a 70 de éste. Poco a poco seguimos con la “batalla” planteada, pero las diferencias se mantenían hasta que justo antes de la última curva antes del falso llano de entrada a los servicios del AVE, veo que “Bianchi” había puesto pie a tierra, pinchazo pensé en un primer momento, pero según me iba acercando me dijo que se le había salido la cadena, así que ya juntos terminamos de coronar el Cerro sacándome unos metros en el alto.
Como siempre hacemos una vez coronados, nos dejamos caer para afrontar el Cerrillo donde alcanzamos a Iván que iba ya de paseo, y paramos un poco más adelante en la salida de Los Rancajales a esperar al resto de compañeros.
Poco a poco fueron llegando todos a excepción de Magu que terminó por quedarse en el falso llano a la espera que fuesen a buscarle como más tarde supimos.

Despacito, cosa hasta la fecha inaudita, descendimos hacia Colmenar. D. José y el “boss” se pusieron en cabeza a marcar el ritmo hasta el repecho de Remedios y posteriormente desde la base de helicópteros hasta casi el puente de la M-607, D. José nos llevó enfilados al más puro estilo final de etapa del Tour, preparando la llegada a los sprinters, Sprint que le disputé a Iván en el repecho de entrada y que me dejó para el arrastre, entre su juventud, su plato de 53 (por 50 del mío) y que me estaba vigilando como luego me confesó, pues eso me sacó como 15 metros.

Una vez en Colmenar nos fuimos al Charly a disfrutar del merecido zumo de cebada, que hoy sí nos habíamos ganado con creces.

Foto: tomando el merecido refrigerio


Próxima parada Los Puertos, 100kms. Mi “enemigo” Morcuera y Cotos, ya lo contaremos.

Gracias a todos.

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