Como siempre quedamos muy
pronto para afrontar los 100kms de ruta, tras el descontrol inicial ya que unos
proponían algo más fácil y menos duro, nos pusimos en marcha dirección Soto por
el carril bici para ir habituando y soltando las piernas. Muchas bajas ayer,
las vacaciones y las pocas ganas de subir puertos se hicieron palpables. Al
final nos juntamos Paco, los hermanos Schleck Julián y Luis, Jesús, José, Antonio,
Magu, con Carlos y Faustino en el carril de Soto como siempre y unos nuevos compañeros
con los que no había salido nunca, Santi, Luis y Victoria.
Con un ritmo muy suave
llegamos a Soto entre charlas diversas, continuamos dirección a Miraflores y
afrontamos la primera subida del día y que marcaría lo duro de la jornada, la
cuesta de los pobres, donde como siempre Julián ante los improperios de
costumbre marco un fuerte ritmo que hizo que la grupeta se rompiera en una
primera fase. Los más fuertes nos mantuvimos dando vueltas en la ronda de la gasolinera
hasta esperar a que llegase el resto del grupo. Ya con un ritmo más tranquilo y
ante la complejidad del asfalto en ese tramo fuimos subiendo ya más juntitos
hasta parar en la fuente de Miraflores antes del comienzo el puerto.
Foto: camino de Miraflores |
Subida a Morcuera. Desde
el Desafío, en el mes de mayo no había vuelto a subir este puerto, ni tan
siquiera me lo había planteado, pero ayer tocaba y estaba mentalizado para
ello. Ya es sabida en la grupeta mi animadversión por este puerto así que con
el cachondeo generalizado empezamos a subir a ritmo muy suave. No era el día de
rendirme o amilanarme ante la dureza de sus rampas por lo que me concentre muy
desde el principio a regular y muy especialmente en la parte más dura. Rápidamente
se hizo un grupo cabecero con los Schleck, Jesús, Paco, Luis y yo. Un ritmo
suave, sin forzar, regulando la subida en todo momento. Luis no paraba de
hablar ante la baja de Juanma y a pesar de gastar fuerzas, Jesús nos preguntaba
a cada rato por nuestras fuerzas, y Julián poco a poco se fue desfondando. Paco
y el otro Luis no gastaban energías y yo no me quitaba de la cabeza lo mal que
lo pasé la última vez que subí por estos lares.
Foto: subiendo Morcuera |
Llegamos a la parte más
dura, el km 13, iba muy bien de fuerzas, preferí usar cadencia a potencia y así
ir más ligero en el pedaleo.
-
Cómo va
Manuel – decía Luis- Qué pedaleo más redondo lleva y que bien sube.
Foto: llegando al km 13 |
Ese era mi día me decía a
mí mismo. He subido puertos peores y tramos más duros, así que éste no me puede
ganar. Seguí así y superamos en tramo peor, aunque como decía Paco el último
repecho también es complicado, pero nos encontrábamos en la zona de “descanso”
y pudimos recuperar un poco. Para ese entonces ya solo éramos Paco, Jesús y yo
los que íbamos en cabeza a falta de unos 2 kms a la cima. Me encontraba bien
con el pulso controlado, fuimos pasando algún ciclista y eso nos daba ánimos, también
nos pasó alguno, pero no entre al trapo como quería Jesús, no soy de esos, no
me pico con nadie sobre ruedas, así que seguimos a bloque subiendo. Hice un
amago de aumentar el ritmo pero me dijo Paco que no valía atacar hasta el km 17
(unos 700 metros a cima) y eso me distrajo un poco, como he referido muchas
veces el ciclismo es psicológico y eso hizo que se me apagara el “modo subida”,
inexplicablemente Paco y Jesús me tomaron unos escasos 5 metros que me fueron
imposible de recuperar, con lo que a la altura del parking a unos 400 metros de
la cima, decidí aflojar todo y subir prácticamente de paseo. Fue mi mejor subida
a Morcuera, creo que unos 45 minutos en total y sin forzar.
Al poco fueron llegando
los demás y se abrió el debate de quien se volvía y quien continuaba. Al final
la gran mayoría se volvió y solo seis nos lanzamos hacia Rascafria pero con una
modificación en el recorrido, para mi pesar, volveríamos subiendo Canencia que
es menos duro. Una lástima ya que me hacía mucha ilusión ir a Cotos pero bueno,
es preferible la compañía del grupo a rodar solo, por lo que Paco, Santi,
Victoria, José, Luis y yo descendimos despacito el puerto ya que para las épocas
del año que estamos parece mentira, pero hacía frio.
Pasamos Rascafria y su “magnifico”
tramo adoquinado y seguimos dirección Lozoya donde habíamos decidido parar a
rellenar los bidones. Siempre Paco y yo íbamos en cabeza tirando del grupo, no
muy fuerte pero sufriendo el desgaste de esa carretera. Parada en Lozoya y
continuamos dirección Canencia siempre a bloque y a ritmo no muy alto como nos pedía
Santi. A unos 2 kms antes de tomar el desvío para Canencia se nos acoplaron dos
ciclistas que no pararon de hablar en todo el rato que estuvieron con nosotros.
Tomamos dicho desvío y nos encaminamos por la conocida carretera en constante ascenso
dirección al puerto.
Subida de Canencia. Ya sabéis
que es mi puerto favorito, tanto por la orografía como por el buen estado del
firme, y desde esta vertiente se hace más bonito aún. Ayer lo subí en plenitud
de facultades. Hacia dos semanas que pasamos por aquí cuando hicimos la ruta de
Arnelas, pero ese día me toco hacer de gregario de D. José, así que ayer lo
hice a tope. Llegamos a rodar a casi 29 km/h en el tramo de falso llano y el
resto de la ascensión a no menos de 12km/h.
Santi, Victoria y Luis se
quedaron a su ritmo y Paco y yo acompañados de los nuevos “amigos” continuamos ascensión
sin aflojar un poquito. No paraban de hablar en particular uno de ellos que nos
preguntaba constantemente si queríamos cambiarle la bici, que cómo estaría la
prima de riesgo y que a 150 pulsaciones aflojaría y nos dejaría ir. O nunca llegó
a esas pulsaciones o no le apetecía quedarse solo ya que nos siguió en toda la
subida, hasta que a 1km de la cima, no pude contenerme más y apreté un poco y
me fui en solitario. Lo siento por Paco que no le avisé que apretaría pero me
encontraba fuerte y decidí probar.
Ya en el alto rellenamos
los bidones con el agua fría y rica de Canencia y esperamos a que llegaran los demás
que decidieron no parar y continuaron el descenso. No les cogimos hasta llegar
a Soto. Paco y yo nos quedamos solos y nos chupamos el terreno rompepiernas y
en pésimo estado hasta Soto a relevos. Ya entrando en Soto alcanzamos a Victoria
y en el carril bici a Santi y a Luis.
Nuevamente nos pusimos a
ritmo suave, en un principio José y el pobre de Paco que se pasó el día entero
tirando del grupo, hasta que llegando a la cuesta de los melonares me puse de
nuevo en cabeza para marcar junto a Paco nuevamente un ritmo más pausado hasta
llegar a Colmenar. Ya entrando en el pueblo Santi y Victoria se despidieron de
nosotros, al poco lo hicieron Paco y Luis, y José y yo nos dirigimos a tomar un
refrigerio que nos supo a gloria ya que el calor empezaba a pegar con fuerza y
tras el tute que nos habíamos pegado, nos lo habíamos ganado.
Al final casi 107kms y mi
mortal enemigo vencido con nota. Esta batalla me la apunto yo, ya no hay miedo.
La semana que viene El
Atazar, una ruta “light”, ya os contaremos.
Gracias a todos
La semana que viene "El Espartal".... creo que has tenido un desliz. Saludos
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