lunes, 6 de mayo de 2013

El Atazar (28/4/13)


Nueva ruta con, los compañeros del Club Arnelas. Una vez más quedamos como siempre en El Canto para disfrutar de un buen día de bici aunque la climatología parecía no nos iba a acompañar. Tiempo desapacible, nubarrones por la zona de la sierra y lo peor para el ciclista, viento.

Tras los saludos de rigor y el tiempo de cortesía nos pusimos en marcha dirección a Soto para ir soltando piernas. Por el camino como siempre nos encontramos con Faustino que se unió al grupo y continuamos hacia Soto para cruzar dicha localidad. En este punto y ante las negras previsiones, el grupo se empieza a disgregar. Unos tiran para Cerceda y Salva pensando que nos iba a llover, cosa que no sucedió al final y por muy poco, decidió subir hacia Miraflores y hacer su particular ruta. El resto afrontamos el primer repecho del día que nos llevaría hasta Los Pinarejos.

No me encontraba muy fino y lo noté desde el primer momento, por lo que decidí ir al resguardo del grupo y midiendo muy bien las fuerzas para lo que nos venía por delante. Con los asiduos de cabeza tirando del grupo y a un ritmo bueno para ser el comienzo del día, llegamos a la rotonda y nos dejamos caer. Esta vez los rápidos de los descensos no apretaron mucho por lo que llegamos a  la rotonda de Guadalix casi todos muy compactos.

El viento nos empezó a molestar desde muy temprano, y en el llano entre Guadalix y el puente de la A-1 se empezaron a notar sus efectos. Nos entraba de todas las maneras, de lado, de cara, racheado, violento, siempre en contra del ciclista, lo que produjo que en el repecho antes de llegar al desvío de Venturada, hubo un momento de confusión que hizo que el grupo casi llegara a parar en seco. Con cuidado y pericia, solventamos el apuro, pusimos cordura y volvimos a rodar de manera ordenada.


Nos lanzamos hacia Torrelaguna, y como la vez anterior, pusimos bastante cordura ya que las rachas de viento no hacían que te dieras muchas alegrías. Reagrupamiento en el repecho de Redueña y lo afrontamos muy tranquilamente. Yo me dediqué a defenderme si se puede considerar que hubo ataque alguno. No notaba las piernas ágiles y prefería no forzar en exceso. No era el caso de Kiki, que se dio un buen homenaje y coronó muy ágil y con gran ventaja sobre el esto.

En el posterior descenso, nuevo control. Parecía que llevábamos la ruta controlada por la organización. En el desvío hacia La Trampa, Ramón, Carlos y Javier nos abandonan y deciden subir por esa zona y es que Ramón tenía que estar pronto en casa, por lo que decidió acortar la ruta. Los demás nos dirigimos hacia Torrelaguna, cruzamos el pueblo en dirección a Patones y El Atazar

Momento clave del día. Mención muy honorífica para Lobo y Paco que se dedicaron a tirar del grupo hasta la subida del Atazar lo que hizo que con el fuerte aire de cara pagaran cara su osadía o en este caso trabajaran en exceso para el bien del grupo. Nota para el resto, en los que me incluyo el primero, no es sólo tirar en las subidas, hay que hacer trabajo de aproximación que dicen los expertos…

Foto: comienza la subida.
 

Llegamos al Atazar. No subía desde el pasado verano. Recuerdo que al final se hace llevadero, pero hay unas cuantas rampas que se sacan de punto rápidamente y tal y como iba, sabía que me iba a costar lo mío.

Una primera curva de izquierdas durísima entre el 8-9% te da la bienvenida y hace que el grupo se rompa en múltiples unidades. Lobo que había gastado muchas energías en el llano se abre para que los escaladores empecemos a tomar posiciones.

Kiki fue el primero en abrir la batalla tomando unos metros de ventaja que fue aumentando rápidamente. Por detrás Toni, el maestro, Paco y yo empezábamos juntos la subida. Poco a poco fuimos ganando metros, cogiendo ritmo de ascensión, pero las duras rampas se empezaban a suceder y las piernas comenzaban a resentirse. Era Toni quien marcaba el ritmo de ascensión esta vez, seguido de D. José y de mí como parte final del terceto que nos habíamos adelantado del resto ya que Paco también empezó a sufrir los efectos del esfuerzo en el llano.

No encontraba el ritmo y las pulsaciones se me dispararon como balas trazadoras en búsqueda de un objetivo que no lograba identificar. Llegados a la zona más dura de la subida, una curva a izquierdas cerca del 14% hizo que mi cabeza cediera al impulso y las ganas de subir con Toni y D. José, por lo que empecé a ceder y a sepárame de ellos. Traté de buscar un ritmo más cómodo y tranquilo si es que se puede decir. Mantuve una referencia visual mientras los de delante se me iban como unos 50 metros. Me salvó que conocía la subida. Sabía que había margen de mejora siempre y cuando los de delante no apretaran en exceso.

Metro a metro, pedalada a pedalada, fui encontrando mi ritmo y recuperando sensaciones. Vi que D. José a diferencia del domingo anterior se dedicó a mantener su posición y a controlar mi desventaja. Eso me dio alas ya que sabía que no apretarían mucho y tendría opciones de llegar. Llegados a la zona de semi-descanso donde la pendiente se mantiene en torno al 4%, decidí jugarme el todo por el todo y metí el plato para tratar de llegar a los de delante. Me costó lo mío pero lo logré.

En una de sus miradas de control, el maestro vio que venía encendido y bastante fuerte por lo que él también metió plato y aumentó el ritmo, pensando que llegados a ellos le podría seguir, lo que él no sabía es que prácticamente venía vacío, por lo que suficiente tuve con llegar y quedarme con Toni mientras que él abría un hueco considerable.

Junto a Toni, fuimos terminando la subida. Salimos de la curva a izquierdas y afrontamos la recta que lleva hasta el mirador sobre El Atazar. Prácticamente me dejaba ir. Es un falso llano que incluso tiene una pequeña bajada. Venía con el plato por lo que la cadencia era mínima, pero mantenía avance y velocidad constantes, no así Toni que venía con plato pequeño y mucha cadencia como queriendo terminar un esfuerzo extra antes de terminar.

Llegados al mirador nos esperaban Kiki y D. José. Solté un poco las piernas, estabilicé el pulso, y empezamos a comer mientras que iban llegando el resto de compañeros. Con todos ya en el alto aprovechamos la ocasión para sacar la foto de rigor que constataba nuestra visita al Atazar.


Fotos: el Club Arnelas y amigos en la presa del Atazar.
 

Tras reponer fuerzas, nos tocaba el camino de regreso. En un principio teníamos que volver por El Berrueco para hacer más kilómetros pero como la gente venía muy tocada, en especial Faustino, decidimos en el cruce ir de nuevo hacia Torrelaguna y luego hacia Guadalix. Qué rompepiernas, y además con el aire se hacía muy duro. No cogía ritmo por lo que me dediqué a seguir a la gente como pude. Llegados a la parte final cunado la carretera pica hacia abajo, los locos de los descenso sí se explayaron esta vez y eso que el aire era bastante fuerte, molesto y en ocasiones peligroso. Más de un susto me llevé al salir de una curva y encontrarme con una racha de viento. Me dejé caer y al poco me alcanzó D. José que bajaba con más respeto que yo. Casi llegando a Torrelaguna y en badén noto que algo sale disparado de la bici, era la bomba. Descanse en paz. Quien se la encuentra haga mejor uso que yo. No será difícil…

Pasamos Torrelaguna y afrontamos la subida hacia la A-1. Como la gente venía muy tocada, Jesús sugirió subir al tran tran, en plan verano azul decía. Lo cierto es que no podíamos ir más despacio, de hecho era hasta casi peligroso ya que mucho molinillo no era aconsejable, y a poco que bajaras piñones abríamos un hueco considerable con los de detrás. Al final optamos por subir despacio pero a ritmo y esperar al resto pasado el puente.

Al final es lo que hicimos. Paramos a que fueran llegando los demás y con todos reagrupados nuevamente nos dirigimos hacia Guadalix para afrontar el último escollo, El Cerro. No entiendo una cosa. Correcto que la gente suba más o menos despacio, pero si llegas al llano y vienes tocado, lo lógico es tratar de soltar piernas, recuperar y no lanzarte a llanear a 35-40 km/h… Pues dicho y hecho es coger un falso llano y a darle zapatilla, por lo que el tramo hasta Guadalix lo hicimos a toda velocidad, tanta que casi no me dio tiempo a tomarme el gel milagroso para afrontar con garantías El Cerro.

Tomamos el desvío para entrar a Guadalix, y Faustino se despidió de nosotros, tiró directamente a Soto y es que venía fastidiado el hombre. El resto cruzamos el pueblo y paramos en la fuente para rellenar los bidones antes de afrontar el último escollo de la jornada.

Alguien dijo de subir tranquilos, creo que fue Jesús, pero con esta gente ya se sabe, qué es subir tranquilo, ir a plato a 20 km/h hasta el falso llano y ya luego mariquita el último? Pues sí, me rio de los que van mal y no sienten las piernas, joder, pues cuando vayan bien…

Comenzamos todos juntos. Antes de las tres últimas curvas antes el falso llano, Kiki decide probarse, Toni le salta a rueda y como si de una llegad del Tour se tratase, se van vigilando constantemente, me abro, me cierro, te busco… Todos nos quedamos un poco sorprendidos, pero bueno era su guerra, cada uno sube como quiere. Los demás, en mi caso bastante tenía con seguir la rueda, nos dedicamos a seguir subiendo. Gran labor la de Jesús, nos hizo de gregario hasta el falso llano antes de la curva donde comienza lo duro.

Hasta ahí llegué a plato, pero ayer no era mi día y cuando aumentaron los porcentajes, mi cabeza me obligó a cambiar, lo que hizo que Paco, terminó muy fuerte, y D. José me abrieran un hueco rápidamente. Salí de la curva cabeceando como hacía tiempo no me pasaba en El Cerro y es que venía justito, ni el gel me salvó de la quema. Pude ver que D. José se empezaba a quedar también con respecto a Paco, y es que este último tenía como objetivo llegar hasta Toni que había cedido ante el empuje final de Kiki. Al final lo consiguió. Luego se dejó caer hasta que le cogimos el maestro y yo para afrontar el Cerrillo juntos y llegar hasta el stop de Los Rancajales donde paramos a esperar a que fueran llegando el resto de compañeros.

Con todos ya reunidos, nos lanzamos hacia Colmenar para terminar la ruta sin sobresaltos ni incidencias de ningún tipo más que una bomba abandonada en la cuneta...

Al final 106 kms de bici con muy buena compañía.

La semana que viene, uno de mis enemigos Morcuera. Lo que sea de esa ruta aquí lo contaremos.

Gracias a todos.

Saludos.

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