Nueva ruta con, los compañeros
del Club Arnelas. Una vez más quedamos como siempre en El Canto para disfrutar
de un buen día de bici aunque la climatología parecía no nos iba a acompañar.
Tiempo desapacible, nubarrones por la zona de la sierra y lo peor para el
ciclista, viento.
Tras los saludos de rigor y el
tiempo de cortesía nos pusimos en marcha dirección a Soto para ir soltando
piernas. Por el camino como siempre nos encontramos con Faustino que se unió al
grupo y continuamos hacia Soto para cruzar dicha localidad. En este punto y
ante las negras previsiones, el grupo se empieza a disgregar. Unos tiran para
Cerceda y Salva pensando que nos iba a llover, cosa que no sucedió al final y
por muy poco, decidió subir hacia Miraflores y hacer su particular ruta. El
resto afrontamos el primer repecho del día que nos llevaría hasta Los Pinarejos.
No me encontraba muy fino y lo
noté desde el primer momento, por lo que decidí ir al resguardo del grupo y
midiendo muy bien las fuerzas para lo que nos venía por delante. Con los
asiduos de cabeza tirando del grupo y a un ritmo bueno para ser el comienzo del
día, llegamos a la rotonda y nos dejamos caer. Esta vez los rápidos de los
descensos no apretaron mucho por lo que llegamos a la rotonda de Guadalix casi todos muy
compactos.
El viento nos empezó a molestar
desde muy temprano, y en el llano entre Guadalix y el puente de la A-1 se
empezaron a notar sus efectos. Nos entraba de todas las maneras, de lado, de
cara, racheado, violento, siempre en contra del ciclista, lo que produjo que en
el repecho antes de llegar al desvío de Venturada, hubo un momento de confusión
que hizo que el grupo casi llegara a parar en seco. Con cuidado y pericia,
solventamos el apuro, pusimos cordura y volvimos a rodar de manera ordenada.
Nos lanzamos hacia Torrelaguna, y
como la vez anterior, pusimos bastante cordura ya que las rachas de viento no hacían
que te dieras muchas alegrías. Reagrupamiento en el repecho de Redueña y lo
afrontamos muy tranquilamente. Yo me dediqué a defenderme si se puede
considerar que hubo ataque alguno. No notaba las piernas ágiles y prefería no
forzar en exceso. No era el caso de Kiki, que se dio un buen homenaje y coronó
muy ágil y con gran ventaja sobre el esto.
En el posterior descenso, nuevo
control. Parecía que llevábamos la ruta controlada por la organización. En el
desvío hacia La Trampa, Ramón, Carlos y Javier nos abandonan y deciden subir
por esa zona y es que Ramón tenía que estar pronto en casa, por lo que decidió
acortar la ruta. Los demás nos dirigimos hacia Torrelaguna, cruzamos el pueblo
en dirección a Patones y El Atazar
Momento clave del día. Mención
muy honorífica para Lobo y Paco que se dedicaron a tirar del grupo hasta la
subida del Atazar lo que hizo que con el fuerte aire de cara pagaran cara su
osadía o en este caso trabajaran en exceso para el bien del grupo. Nota para el
resto, en los que me incluyo el primero, no es sólo tirar en las subidas, hay
que hacer trabajo de aproximación que dicen los expertos…
Foto: comienza la subida. |
Llegamos al Atazar. No subía
desde el pasado verano. Recuerdo que al final se hace llevadero, pero hay unas
cuantas rampas que se sacan de punto rápidamente y tal y como iba, sabía que me
iba a costar lo mío.
Una primera curva de izquierdas durísima
entre el 8-9% te da la bienvenida y hace que el grupo se rompa en múltiples
unidades. Lobo que había gastado muchas energías en el llano se abre para que
los escaladores empecemos a tomar posiciones.
Kiki fue el primero en abrir la
batalla tomando unos metros de ventaja que fue aumentando rápidamente. Por
detrás Toni, el maestro, Paco y yo empezábamos juntos la subida. Poco a poco
fuimos ganando metros, cogiendo ritmo de ascensión, pero las duras rampas se
empezaban a suceder y las piernas comenzaban a resentirse. Era Toni quien
marcaba el ritmo de ascensión esta vez, seguido de D. José y de mí como parte
final del terceto que nos habíamos adelantado del resto ya que Paco también empezó
a sufrir los efectos del esfuerzo en el llano.
No encontraba el ritmo y las
pulsaciones se me dispararon como balas trazadoras en búsqueda de un objetivo
que no lograba identificar. Llegados a la zona más dura de la subida, una curva
a izquierdas cerca del 14% hizo que mi cabeza cediera al impulso y las ganas de
subir con Toni y D. José, por lo que empecé a ceder y a sepárame de ellos.
Traté de buscar un ritmo más cómodo y tranquilo si es que se puede decir.
Mantuve una referencia visual mientras los de delante se me iban como unos 50
metros. Me salvó que conocía la subida. Sabía que había margen de mejora
siempre y cuando los de delante no apretaran en exceso.
Metro a metro, pedalada a
pedalada, fui encontrando mi ritmo y recuperando sensaciones. Vi que D. José a
diferencia del domingo anterior se dedicó a mantener su posición y a controlar
mi desventaja. Eso me dio alas ya que sabía que no apretarían mucho y tendría
opciones de llegar. Llegados a la zona de semi-descanso donde la pendiente se
mantiene en torno al 4%, decidí jugarme el todo por el todo y metí el plato
para tratar de llegar a los de delante. Me costó lo mío pero lo logré.
En una de sus miradas de control,
el maestro vio que venía encendido y bastante fuerte por lo que él también metió
plato y aumentó el ritmo, pensando que llegados a ellos le podría seguir, lo
que él no sabía es que prácticamente venía vacío, por lo que suficiente tuve
con llegar y quedarme con Toni mientras que él abría un hueco considerable.
Junto a Toni, fuimos terminando la
subida. Salimos de la curva a izquierdas y afrontamos la recta que lleva hasta
el mirador sobre El Atazar. Prácticamente me dejaba ir. Es un falso llano que
incluso tiene una pequeña bajada. Venía con el plato por lo que la cadencia era
mínima, pero mantenía avance y velocidad constantes, no así Toni que venía con
plato pequeño y mucha cadencia como queriendo terminar un esfuerzo extra antes
de terminar.
Llegados al mirador nos esperaban
Kiki y D. José. Solté un poco las piernas, estabilicé el pulso, y empezamos a
comer mientras que iban llegando el resto de compañeros. Con todos ya en el
alto aprovechamos la ocasión para sacar la foto de rigor que constataba nuestra
visita al Atazar.
Fotos: el Club Arnelas y amigos en la presa del Atazar. |
Tras reponer fuerzas, nos tocaba
el camino de regreso. En un principio teníamos que volver por El Berrueco para
hacer más kilómetros pero como la gente venía muy tocada, en especial Faustino,
decidimos en el cruce ir de nuevo hacia Torrelaguna y luego hacia Guadalix. Qué
rompepiernas, y además con el aire se hacía muy duro. No cogía ritmo por lo que
me dediqué a seguir a la gente como pude. Llegados a la parte final cunado la
carretera pica hacia abajo, los locos de los descenso sí se explayaron esta vez
y eso que el aire era bastante fuerte, molesto y en ocasiones peligroso. Más de
un susto me llevé al salir de una curva y encontrarme con una racha de viento. Me
dejé caer y al poco me alcanzó D. José que bajaba con más respeto que yo. Casi
llegando a Torrelaguna y en badén noto que algo sale disparado de la bici, era
la bomba. Descanse en paz. Quien se la encuentra haga mejor uso que yo. No será
difícil…
Pasamos Torrelaguna y afrontamos
la subida hacia la A-1. Como la gente venía muy tocada, Jesús sugirió subir al
tran tran, en plan verano azul decía. Lo cierto es que no podíamos ir más
despacio, de hecho era hasta casi peligroso ya que mucho molinillo no era aconsejable,
y a poco que bajaras piñones abríamos un hueco considerable con los de detrás.
Al final optamos por subir despacio pero a ritmo y esperar al resto pasado el
puente.
Al final es lo que hicimos.
Paramos a que fueran llegando los demás y con todos reagrupados nuevamente nos
dirigimos hacia Guadalix para afrontar el último escollo, El Cerro. No entiendo
una cosa. Correcto que la gente suba más o menos despacio, pero si llegas al
llano y vienes tocado, lo lógico es tratar de soltar piernas, recuperar y no
lanzarte a llanear a 35-40 km/h… Pues dicho y hecho es coger un falso llano y a
darle zapatilla, por lo que el tramo hasta Guadalix lo hicimos a toda
velocidad, tanta que casi no me dio tiempo a tomarme el gel milagroso para
afrontar con garantías El Cerro.
Tomamos el desvío para entrar a
Guadalix, y Faustino se despidió de nosotros, tiró directamente a Soto y es que
venía fastidiado el hombre. El resto cruzamos el pueblo y paramos en la fuente
para rellenar los bidones antes de afrontar el último escollo de la jornada.
Alguien dijo de subir tranquilos,
creo que fue Jesús, pero con esta gente ya se sabe, qué es subir tranquilo, ir
a plato a 20 km/h hasta el falso llano y ya luego mariquita el último? Pues sí,
me rio de los que van mal y no sienten las piernas, joder, pues cuando vayan
bien…
Comenzamos todos juntos. Antes de
las tres últimas curvas antes el falso llano, Kiki decide probarse, Toni le
salta a rueda y como si de una llegad del Tour se tratase, se van vigilando
constantemente, me abro, me cierro, te busco… Todos nos quedamos un poco
sorprendidos, pero bueno era su guerra, cada uno sube como quiere. Los demás,
en mi caso bastante tenía con seguir la rueda, nos dedicamos a seguir subiendo.
Gran labor la de Jesús, nos hizo de gregario hasta el falso llano antes de la
curva donde comienza lo duro.
Hasta ahí llegué a plato, pero
ayer no era mi día y cuando aumentaron los porcentajes, mi cabeza me obligó a
cambiar, lo que hizo que Paco, terminó muy fuerte, y D. José me abrieran un
hueco rápidamente. Salí de la curva cabeceando como hacía tiempo no me pasaba
en El Cerro y es que venía justito, ni el gel me salvó de la quema. Pude ver
que D. José se empezaba a quedar también con respecto a Paco, y es que este último
tenía como objetivo llegar hasta Toni que había cedido ante el empuje final de
Kiki. Al final lo consiguió. Luego se dejó caer hasta que le cogimos el maestro
y yo para afrontar el Cerrillo juntos y llegar hasta el stop de Los Rancajales
donde paramos a esperar a que fueran llegando el resto de compañeros.
Con todos ya reunidos, nos
lanzamos hacia Colmenar para terminar la ruta sin sobresaltos ni incidencias de
ningún tipo más que una bomba abandonada en la cuneta...
Al final 106 kms de bici con muy
buena compañía.
La semana que viene, uno de mis
enemigos Morcuera. Lo que sea de esa ruta aquí lo contaremos.
Gracias a todos.
Saludos.
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