Nueva salida con los compañeros
el Club Arnelas. En esta ocasión bajo mínimos, únicamente Paco, Juan y yo nos
dimos cita en El Canto, como avanzadilla iba Salva y Toño nos esperaba en El
Escorial. Ayer tocaba un reto CIMA, la subida al Alto de Robledondo.
Foto: cortesia www.altimetrias.net |
Perfecto
día de bici, fresquito al principio pero nada que con unos manguitos no se
solucionase y perfecta temperatura en el tramo final de la mañana. Tras los
minutos de cortesía por si aparecía alguien más, nos pusimos en marcha
dirección a Hoyo de Manzanares.
Rápido descenso
hacia la rotonda de la estación y giro hacia la carretera que nos llevaría
hacia Hoyo. Con Paco por delante y con muchas ganas de rodar, Juan y yo nos lo
tomamos con más calma, no era cuestión de sufrir un percance en el descenso.
Cruzamos el puente y nos emparejamos con Paco en la primera rampa.
Foto: comienza la subida. |
Me
encanta esta subida, y a primeras horas sin nada de tráfico más. Con buen ritmo
fuimos ganando metros al valle y devorando kilómetros con ganas persiguiendo a
nuestras sombras ya que el sol quedaba a nuestras espaldas. La pregunta que nos
hacíamos era cuando neutralizaríamos a Salva ya que no se le veía ni por asomo.
Nos cruzamos con unos cuantos compañeros y es que la zona a mi entender es de
la más bonitas para disfrutar de la bici. Llegamos casi sin darnos cuenta a
Hoyo, y nos dejamos caer a velocidad controlada hacia Torrelodones.
Foto: persiguiendo a nuestras sombras. |
Entrando
en el pueblo, nos encontramos con Salva que nos estaba esperando para hacer el
tramo hasta El Escorial juntos y evitar cualquier despiste en la ruta. Cruzamos
el pueblo y nos dirigimos hacia Galapagar. Afrontamos un buen repecho hasta
llegar al puente sobre la A-6, lo cruzamos y descendimos hacia Galapagar. Nos
debimos pasar algún cruce ya que nos dimos una pequeña vuelta por el pueblo
hasta que encontramos la salida del pueblo y continuamos la ruta.
Foto: perfecto día de bici. |
Tuvimos
un momento de media confusión al transitar durante unos kilómetros por una
carretera que desconocíamos y nos enlazaría con la M-505, la cual era nuestro
objetivo. Ya en la carretera correcta, sólo nos quedaba llegar hasta El
Escorial. Salva se quedó un poco rezagado en los primeros repechos, pero se
rehízo enseguida durante el posterior descenso. Cruzamos el embalse de Valmayor
y empecé a comer para ir recuperando fuerzas lo antes posible. No es que la
subida fuera muy dura, pero era una etapa larga y había que ir reponiendo sin
parar.
Llegamos
a El Escorial y nos encontramos con Toño que nos llevaba rato esperando. Ya por
sus dominios nos dejamos guiar por él y nos dirigimos hacia Zarzalejo para
comenzar la subida hacia el puerto de la Cruz Verde. La carretera no es
excesivamente dura, de hecho sólo tiene un par de repechos antes de Zarzalejo
Estación, aun así Salva prefirió poner su ritmo al tran tran y subir más
tranquilo junto a Toño, los demás fuimos abriendo hueco poco a poco y cruzamos
la primera parte del pueblo o la zona que llaman de la estación. Al salir del
mismo, un par de curvas de herradura con un porcentaje considerable, hacen que
nos empleemos a fondo hasta llegar al pueblo de Zarzalejo propiamente dicho.
Cruzamos
dicha localidad y comienza la verdadera subida. Una subida muy tranquila, de
asfalto rugoso y agrietado pero perfectamente transitable. Numerosos ciclistas
tanto de bajada como de subida y es que el paraje es extraordinario. Olor a
naturaleza, tranquilidad y silencio.
Fotos: subiendo la Cruz Verde. |
Íbamos
muy tranquilos, con ritmo suave para que Juan no se descolgara mucho y es que
Paco está muy fuerte. Casi sin darnos cuenta ya que no conocíamos la subida, yo
por lo menos, llegamos a una especie de falso llano donde el porcentaje se
redujo bastante y hasta llegamos a bromear de poner el plato. Tras la salida de
una curva a derechas, nos encontramos en la rotonda de la Cruz Verde y el
kiosco donde paran los moteros y que sirve de linde entre Madrid y Ávila.
Nuestra
ascensión no había terminado ya que para conseguir el reto CIMA tendríamos que
continuar ascendiendo hasta el mirador Robledondo, del que nos distanciaba
apenas 1,5kms. En la rotonda Paco se volvió en busca de Toño y Salva, y Juan y
yo nos fijamos como objetivo el grupito de ciclistas que llevábamos a 300
metros.
Puse
ritmo de persecución y una buena cadencia ya que Juan venía justo detrás y me
dijo que adelante, lo que no me di cuenta es que abrí un hueco sin quererlo
entre ambos de unos 20 metros, aflojé para que volviera a entrar y ya sí juntos
continuamos la ascensión en búsqueda de nuestro objetivo. Llegamos a un stop,
seguimos las indicaciones hacia Robledondo y continuamos ascensión. Muy bien de
piernas no creo que superara el 23 de piñón, y es que la subida es fácil como
comentaba. Tras una curva de herradura a derechas ya sólo nos quedaban unos 50
metros para llegar a la cima donde paramos a esperar al resto y a comer y beber
un poco.
Al rato
llegaron Paco y Toño. Salva se lo tomó con más calma. Tras un respiro por parte
de todos, nos dispusimos a bajar hacia El Escorial para enfilar posteriormente
por la carretera hacia Guadarrama.
Qué
bajada. Paco como siempre enseguida empezó a ganar distancia. Yo por mi parte
me lo tomé con más calma y lo disfruté mucho. Casi llegando al desvío hacia El
Escorial centro, Salva llegó a mi altura
y me pasó con gran facilidad. Con posterioridad fue Toño quien llegó hasta mí y
nos fuimos dando relevos hasta llegar a la rotonda que nos desvió hacia
Guadarrama.
Vaya carretera
con constantes repechitos rompepiernas. Como vienes frio de la bajada, te
cuesta un montón volver a coger el ritmo. Eso lo pagó Salva que ya empezaba a
dar síntomas de cansancio. Tratamos de aflojar todo lo que pudimos para que
volviera a entrar, pero le costó lo suyo. Pasado el Valle de los Caídos,
aprovechamos la gasolinera para rellenar los bidones ya que veníamos secos. Eso
nos vino muy bien para hacer una mini-parada, que algunos aprovecharon para
comer, yo por mi parte lo hacía en marcha y es que ya me he acostumbrado a mis
¨canapés¨ como los llama Juan.
Llegamos
al peor tramo de toda la sierra en cuanto a circulación se trata. Desde la
rotonda de Guadarrama hasta la del restaurante Salas. Vaya tramito de 200
metros… Por suerte, llegados a Salas, giramos a la derecha y enfilamos la larga
recta en continuo ascenso que nos llevaría hacia Collado Mediano. Paco puso un
buen ritmo y es que se quedó con ganas de subir Abantos, otro día tranquilo,
superman, lo que hizo que Salva se descolgara un poco a su ritmo. Los demás
devoramos con rapidez los kilómetros que faltaban hasta Collado Mediano,
atravesamos dicha localidad sorteando las alcantarillas, no he visto tantas tan
juntas y en tanta cantidad en tan poco espacio, y afrontamos el ultimo repecho
importante de la jornada que nos llevaría hasta Becerril.
Nos
salió un competidor y es que por las calles de Collado Mediano nos adelantó un
ciclista. Le teníamos en el punto de mira y creo que Paco fue a por él
deliberadamente, he de reconocer que yo también y es que me encontraba bien de
piernas. Poco a poco fuimos aumentando el ritmo, Juan y Toño se descolgaron y
Paco y yo fuimos en búsqueda de nuestra
presa. Le cogimos a media subida. Yo iba con el plato y no pensaba quitarlo
pasara lo que pasara y es que he aprendido mucho estos meses de entrenamiento.
Aguantar un poco y sufrir un rato te da la recompensa de coronar con ventaja,
cosa que hicimos a la par los componentes del Club Arnelas. Ya en el llano,
Paco se dio la vuelta para ir en búsqueda de Salva y yo aproveché para soltar
piernas y recuperar pulsaciones.
Casi al
instante llegaron Juan y Toño y un poco después ya pasaron sin detenerse Paco y
Salva. Nos dejamos caer hacia Cerceda con Paco siempre en cabeza y a gran
velocidad, cómo le gusta el plato y llanear… Paramos en Cerceda para rellenar
los bidones y como íbamos bien de tiempo, continuamos hacia Soto a un muy buen
ritmo. Rodamos a unos 35 km/h por el llano a relevos entre Paco y Juan y Toño y
yo, a Salva le dejamos esta vez atrás para que fuera recuperando. Así hicimos
la distancia entre Cerceda y la rotonda de Las Chapas muy rápido, pero el tramo
hasta Soto, se me atraganta y con casi 100 kms en las piernas y con algo de
viento de cara, se me hizo duro. Menos mal que ayer estrenaba medias de compresión,
no sé si es sugestión o que verdaderamente hacen su trabajo, pero en lo que
otras ocasiones a estas alturas de la ruta tenía amago de calambres, ayer
perfecto.
Fotos: rodando hacia Soto. |
Llegamos
a Soto, al carril bici y como dio Juan, era como ir sobre un colchón por la
diferencia de asfalto. Más tranquilos y con Salva recuperado, de hecho hizo
todo el tramo hasta Los Melones en cabeza, fuimos quemando los últimos
kilómetros hasta llegar a Colmenar, no sin antes darnos dos buenos homenajes.
El primero fui yo en Los Melones, que lo hice a fondo, parando arriba para que
entraran de nuevo los compis, y el segundo Paco a 300 metros antes del puente
sobre la M-607, lanzó un buen sprint, me logré pegar a él como una lapa para
ver si me quedaban fuerzas y me sorprendí a mí mismo que así era.
Foto: nuevas medias y calcetines de Compressport. |
Paco y
Toño continuaron por el carril bici, creo que al final casi llegan a Tres
Cantos, insaciables es palabra que les definía ayer. Juan y yo entramos a
Colmenar y a la altura de la Cruz Roja llegó Salva. Luego cada uno para su casa
y nos citamos para el próximo domingo.
Buenísima
ruta, otro reto CIMA al zurrón y un espléndido día de bici. Tanto es así que ya
se me han quedado marcadas las rallas en los muslos y los brazos del sol que
nos dio de lo lindo. Lo mejor como siempre la compañía de buenos amigos.
Al final
130 kms en poco más de 5 horas.
La
semana que viene una ruta larga y dura para seguir preparando la QH. El alto
del León, La Granja de San Ildefonso y Navacerrada desde la vertiente
segoviana… casi nada!!!
Esperemos
nos acompañe también el tiempo. Lo que sea aquí lo contaremos.
Gracias
a todos.
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