Nuevo domingo de ruta con los
compañeros del Club Arnelas y nuevas inclemencias en el tiempo, las habituales
de estas fechas, mucho frío y aire. La ruta prometía, el Alto de El Vellón.
Nunca lo había hecho, sólo el año pasado en la Marcha Francisco Sanz, de infame
recuerdo, habíamos bajado por dicho Alto, por lo que la subida prometía.
Escasos 5 kms con un porcentaje medio del 5%.
Comenzamos como viene siendo
habitual en los que preparamos la quebrantahuesos de este año, saliendo un
poquito antes que el resto. Rodamos hasta la rotonda del gato antes de llegar a
Manzanares y regresamos hacia Soto para reagruparnos con el resto de compañeros
en la subida a Los Pinarejos. Me vino muy bien ese rodaje tanto para quitarme
el frío, como para calentar bien las piernas. Un rodar suave que hice en su
totalidad charlando con Kiki sobre los entrenamientos de rodillo y las opciones
que me permite el Bkool.
Foto: otra vez mucho frío... |
Subimos hasta la rotonda de Los
Pinarejos a buen ritmo, cada vez se me hace más corta, o la afronto con más
ganas, no sé, el caso es que sin apenas darnos cuenta llegamos arriba y tuvimos
que dar un par de vueltas a la rotonda mientras que esperábamos al resto. Como
lo del tiovivo no es lo mío, me dejé caer despacito hacia Guadalix. En ese
tramo me enlazó Miguel con su nueva equipación patrocinada por Specialized en
rojo pasión. Nos serviría de punto de referencia a todos, le bromeaba mientras
descendíamos recelosos del fuerte viento, ya que Miguel montaba sus ruedas de
perfil.
Según descendíamos alguien dio la
voz de alarma. Pinchazo en el grupo. Paramos en la circunvalación y tras un
tiempo de espera creímos que era una falsa alarma, que no faltaba nadie, cosa
que no resultó ser correcta ya que creo fue el amigo de Iván quién finalmente pinchó.
El resto del grupo desconociendo
el asunto pinchazo, continuamos ruta hacia Torrelaguna, a un buen ritmo. Molto
nos hizo de guía y gregario durante todo el día, aunque creo que le gusta
llevarnos controlados (verdad amigo?) . Paramos brevemente tras cruzar bajo el
puente de la A-1 para reagruparos antes del rápido descenso hacia Torrelaguna,
el cual cada día hacemos peor, pero ese es un tema en el que ya no me pienso
meter más.
En el repecho de Redueña hubo
reagrupamiento con Molto y Miguel marcando el ritmo hasta que Kiki decidió
darse un pequeño homenaje y apretar un poquito hasta coronar, el resto a los
mandos de Molto.
Foto: el grupo comandados por Molto y Miguel. |
Nuevo descenso hasta que tomamos
el desvío hacia El Vellón, momento en el que llegaron Iván y sus “compinches”
con un buen calentón. Enfilamos la larga recta que nos llevaría hacia el Alto,
y se empezaron a dilucidar las futuras guerras y estrategias. Me adelanté un
poco para retratar al grupo y rápidamente Kiki y Molto tomaron los mandos. Yo
por mi parte me quedé con Miguel y me
percaté de la primera batalla entre los de cabeza. Poco a poco fueron
incrementando el ritmo y abriendo un pequeño hueco, le comenté a Miguelini que
esa no era mi guerra así que él salió en pos de la vanguardia. Escasos segundos
después llegó la caballería a galope tendido, Iván y compañía salieron como
lobos a la caza de Molto y Kiki, los demás seguimos a lo nuestro.
Junto con Toni en cabeza fuimos
marcando el ritmo con el viento de cara hasta que llegados al inicio de la
subida propiamente dicha, nos encontramos con Molto que decidió no entrar en la
guerra de juventudes y subir con el resto. Le tomó el relevo a Toni y juntos
comenzamos a marcar el ritmo del grupo. Grupo compuesto por el propio Molto, D.
José, Juanma, Toni, Carlos y servidor. A unos 50-60 metros, nuestro “faro rojo”
Miguelini nos marcaba la referencia con los de delante.
Foto: comienza la ascensión a El Vellón. |
Muy buena subida, aprendiendo,
que es lo importante a estas alturas. Llevaba el marcaje estrecho y férreo de
Molto, por si le atacaba como la semana pasada en La Jarosa, pero ya le
corrigió D. José: -“Manu no es de los que ataca. Es buena gente”. Y es que es
cierto no soy de atacar, prefiero quedarme y aprender como fue el otro día,
seguir el ritmo de los compis, sufrir cuando se sube un punto o recuperar
cuando hay descansos, para qué gastar fuerzas de más. No quiero más que batirme
a mí mismo.
Foto: el maestro controlando al grupo. |
Con los consejos de Molto y un
gran esfuerzo sobre todo en la parte final, casi llegamos hasta la altura de
Miguel justo cuando terminaba la ascensión. Qué buen entrenamiento. Como decía
Molto, una subida con mucha cabeza.
Foto: Molto, controlando. |
Llegados arriba, nos estaban
esperando los jóvenes ansiosos. Desconozco quién fue primero y cómo se desarrolló
la lucha, pero me lo puedo imaginar.
Paramos en la plaza de El Molar
como siempre, hasta que llegaran el resto de compañeros, momento que aprovechamos
para comer y reponer fuerzas. Con todos ya reunidos, nos pusimos nuevamente en
marcha ya que se nos hacía un poco tarde y todavía nos quedaba el último
escollo de la jornada, subir El Cerro.
Salimos de El Molar y cogimos la
pestosa carretea con un fuerte viento de
cara y constantes toboganes que nos sacaría hasta la M-608 dirección a Guadalix.
Mis piernas empezaban a resentirse un poco del esfuerzo realizado y por un
momento me pasó por la cabeza sucumbir en El Cerro, por lo que aproveché el
tramo que nos separaba del inicio de la subida para hidratarme bien y terminar
de comer.
Iniciamos la ascensión todos
juntos, al poco los jóvenes se metieron en su guerra particular, dejándonos al
resto con nuestra propia batalla. Paco y Juanma marcaban el ritmo seguidos de
Toni y D. José, por detrás íbamos Miguel y yo, por detrás de nosotros Ramón,
Juan, Molto y José. Llegados al inicio de las rampas, Molto y Miguel se ponen
en cabeza para marcar el ritmo seguidos de Paco, Juanma y Toni (lo que hacía un
terceto en línea un tanto “raro”), D. José y yo nos emparejamos y comenzamos
con nuestro particular entrenamiento, subir con el plato lo máximo posible.
Foto: primeros kms de subida. |
Según íbamos ganando en altura,
el grupo fue decayendo. Oí a Ramón comentar que quitaba el plato. Paco hizo lo
propio junto con gran parte del grupo, nosotros seguimos con el plan
establecido, seguir a plato, lo que hacía que ganásemos más metros por pedalada
que el resto. Pasamos a Paco y nos quedamos detrás de Juanma y Toni con Molto y
Miguel marcando el ritmo.
Foto: parte el grupo por detrás. |
El ritmo no era muy fuerte lo que
hizo que aguantar el plato no fuera un gasto excesivo. Le pregunté al maestro
que hasta donde teníamos previsto subir así, la respuesta fue tajante, hasta
arriba. Imposible, habíamos llegado al falso llano, justo antes de la curva
donde empieza lo bueno. Eso ya me parecía un logro, pero no quitar el plato
hasta arriba me sonaba a locura. – Aguántalo todo lo que puedas. Hasta pasada
la curva, me decía el maestro. Como siempre le hice caso.
Foto: comienza nuestro particular entrenamiento. |
Llegó el momento de la verdad,
los porcentajes considerables; mitad de recta antes de la curva a izquierdas y
seguíamos con el plato. La verdad es que iba muy cómodo. Me ponía de pie y eso liberaba
gran tensión en mis piernas. Seguíamos subiendo. Llegó un momento en que Miguel
empezaba a dar síntomas de cansancio, Molto por su parte seguía a su ritmo
acompasado y animando a Miguel, pero el plato grande impuso su capacidad y
momentos antes de la curva, D. José se disculpó con Molto y les pasamos con
suma facilidad.
Era el momento más duro de la
subida. Veía al maestro que no cejaba en su empeño de quitar el plato, Toni que
se nos había unido le costaba seguir nuestro ritmo ya que le vi apretar en su
cadencia de pedalada para no perder estela, y Juanma por su parte nos alentaba
desde atrás, sobre todo a mí, a que continuásemos en el esfuerzo.
Metros antes de coronar, Molto se
unió a nuestro grupo dejando al resto por detrás. El pobre de Miguel pagó el
esfuerzo de tirar en cabeza durante los kilómetros iniciales y por llevar su venerado
25 como piñón máximo. Ya te lo he dicho muchas veces, compi…
Foto: Miguel, nuestro punto de referencia ayer. |
Casi coronando, en un intento de
no perder hilo y de rematar el esfuerzo, al intentar bajar un piñón, la cadena,
al llevar una tensión extrema, me pasó al plato pequeño, lo que hizo que por
unos instantes me quedara dando al “molinillo” hasta que lo pude solucionar con
pericia y rapidez. Tuve mucha suerte que no se saliera como me dijo Juanma que
venía justo detrás.
Toni, D. José y Molto, abrieron
un pequeño hueco en la bajada hacia el Cerrillo, pero con el plato ora vez
puesto, logré llegar hasta ellos, para afrontar el último repecho de la subida,
el otrora temido Cerrillo. Pasamos la dificultad con Molto y D. José vigilándome
para que no me distanciara mucho y como siempre nos paramos en el stop de Los
Rancajales a esperar al resto.
Qué subida. La he hecho cientos
de veces, pero como la del otro día ninguna. Recuerdo una muy buena coronando
todos en grupo, pero no como la de ayer. Un gran entrenamiento que seguro nos
viene muy bien para la QH.
Una vez más, gracias maestro por
enseñarme en cada salida un poquito más de este glorioso deporte.
Foto: posando con el maestro. |
Con todos ya reagrupados, nos lanzamos
hacia Colmenar. Como últimamente tengo problemas con las calas, el grupo me fue
tomando ventaja, pero con cabeza supe apretar lo justo para cogerles antes del
repecho de Remedios, donde muchos, pese a su juventud, ya venían reventados, momento
que aproveché para colarme por un hueco que encontré para coronar impulsado por
la velocidad que traía.
Pasado el repecho, momento de
calma tensa. En teoría no se iba a lanzar sprint, pero muchos bien por llegar
antes a casa, bien por apretar al final, se lanzaron como es habitual, a tope.
Por el rabillo del ojo vi que el maestro salía en pos de alguien que nos pasó
desafiante. Pensé que era el momento de devolver favores, así que baje todo y
puse la locomotora en marcha. Les pasé haciendo señas para que se me pegara a
rueda como tantas veces he hecho yo, cosa que así hizo. Apreté todo lo que
pude, mis piernas no daban para más, no por cansancio sino por pedalada, y es
que hay una gran diferencia de ir con un 13, como en mi caso, a ir con un 11.
Cuando ya dejé de apretar porque
no me daban más los pedales, apareció Molto que siguió junto con D. José
apretando hasta llegar al puente sobre la M-607, donde ya nos dejamos ir hasta
que fuimos recuperando poco a poco hasta llegar nuevamente al punto de salida.
Al final de la ruta unas
sensaciones buenísimas y lo que es mejor, la recuperación muy buena, tras casi
100kms.
Gracias a todos los compañeros
por rutas como esta y a mis mentores, maestros y amigos que me animan en cada
salida a superarme.
La semana que viene Clásica y
Cerro nuevamente, pero con una sorpresa si todo va bien. Aquí un pequeño adelanto:
Foto: Ultegra di2... |
Sea como sea, lo contaremos.
Gracias a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario