Gran día para el Club Ciclista Arnelas, ayer se celebraba la
ruta social de nuestro Club. Las dos grupetas, carretera y montaña, después de
una ruta convergiríamos en la explanada de Remedios para celebrar una comilona
y despedir así la temporada.
Los de carretera nos decidimos por subir a La Barranca.
Nunca había hecho esta subida y tenía ganas de hacerla, la completaríamos con
la subida final a Los Rancajales.
Mucha gente en la salida. Modificamos el horario para
hacernos la foto oficial. Las dos grupetas hermanadas y casi todos con la
equipación oficial del Club. Tras las fotos, saludos de rigor y desearnos buena
ruta, nos pusimos en marcha como siempre por el carril bici hacia Soto.
Antes de llegar a Soto, como siempre se nos unieron Faustino
y Carlos. Llegados a Soto, giramos a la izquierda para dirigirnos hacia
Manzanares y Cerceda. Muchas ganas en el día de ayer. No sé si sería por el
fresquito de la mañana, pero la gente quería guerra desde el principio, lo que
hizo que rodásemos verdaderamente rápidos, unos 38 km/h de media en muchos
tramos, hasta que Revilla padre y Lobo se pusieron en cabeza a intentar
mantener un ritmo más pausado. No lo consiguieron más que un par de kilómetros,
los Kiki, Iván, Javier, Paco y compañía querían guerra y pronto recuperaron la
cabeza para volver a incrementar el ritmo hasta que pasado Manzanares dimos
caza a la grupeta de Bicio con los que compartiríamos ruta hasta Cerceda.
Foto: Jose y Pepe de la Vara |
Foto: Salva y Kiki con sus nuevas equipaciones |
Foto: el gran Antonio |
Foto: Juanma y parte del grupo |
Foto: Moises, Manolo y Antonio al fondo |
Foto: Basilio |
Foto: Luis, Magu y Basilio |
Foto: Javier e Iván Revilla, la juventud de la grupeta |
Foto: grande Julián |
Foto: Carlos y Paco |
Foto: Revilla y Lobo comandando el grupo |
Foto: Jesús, siempre guerrero |
Ya en Cerceda giramos a la derecha y nos dispusimos a
afrontar la subida hacia Navacerrada. En un principio tratamos de hacerla
juntos y a bloque, pero como he dicho ayer había muchas ganas de guerra, por lo
que enseguida se formaron dos grupos, los que decidieron subir a su ritmo y los
que ansiábamos meternos en la pelea. Poco a poco fuimos ganando metros en la
ascensión, para dirigirnos hacia la rotonda de Becerril.
Ayer no me encontraba cómodo del todo. Me sentía pesado y
lento de piernas. Abusé del desarrollo ya que hasta ese momento iba con el
plato grande. Llegado el momento de cambiar al pequeño, error de novato. Justo
antes de alcanzar la rotonda de Becerril y para afrontar el tramo final más
ligero, cambio de plato con tan mala suerte que el desviador no soporta ese
cambio tan brusco y hace que se salga la cadena, con el susto consiguiente. Me
aparté enseguida para intentar recolocar la misma y no perder mucha distancia
con el grupo que me pasó en su totalidad, pero era incapaz de colocarla. Se
había atascado y no había manera de sacarla.
Pasaba el tiempo y mi maña no daba para sacar la dichosa cadena,
lo que dio tiempo a que fueran llegando el grupo de rezagados con Antonio,
Revilla, José y Salva, junto a Juanma
que dio media vuelta para ver qué me había sucedido.
He de agradecer sobremanera la paciencia, el compañerismo
demostrado por mis compañeros, tanto a los que pararon como a los que con
posterioridad se preocuparon por lo que me había sucedido.
Al final, logramos soltar un poco el pedalier para poder
sacar la cadena y ponerla en su sitio. Gracias muchachos, sois cojonudos y unos
grandes mecánicos. Los que sabemos lo justo, no hubiésemos podido dar con la
solución. Tras limpiarnos las manos lo mejor posible de grasa, nos pusimos de
nuevo en marcha.
Junto al maestro Juanma tratábamos de no distanciarnos mucho
de los demás, pero ante el comienzo de las cuestas más largas y duras, nos
instaron a que siguiésemos con nuestro ritmo, cosa que el maestro hizo como en
tantas otras ocasiones. Puso ritmo de crucero y empezamos a coger velocidad a
la vez que devorábamos kilómetros con rapidez. En un momento llegamos a la
rotonda de Navacerrada y continuamos para coger el desvío a La Barranca.
Foto: el maestro Juanma llevándome en volandas |
Foto subiendo hacia La Barranca |
Como he dicho no conocia la subida, no importaba, el maestro
Juanma se la sabía al dedillo y me la fue cantando en todo momento a la vez que
me insuflaba ánimos y coraje a partes iguales. Se me hizo un poco dura al
final. Preciosa subida pero no estaba fino ayer, la tendré que repetir, aun así
llegamos a alcanzar al último grupo de rezagados que ya estaban llegando a la
altura el Hotel La Barranca, nuestro destino final.
Una breve parada para reponer fuerzas, comer algo, dar las
explicaciones de rigor sobre lo sucedido y sin apenas descanso, nos volvimos a
poner en marcha para bajar hacia Navacerrada y continuar descenso hacia
Moralzarzal.
Tremendo descenso. Frío, más de uno se quedó helado.
Rapidísimo, cada vez lo hacemos más rápido, ayer mi contador marcaba 75 km/h.
Fuimos entrando a relevos y con la
magnitud del grupo rápidamente ganamos velocidad y devoramos los kilómetros que
nos separaban de Moralzarzal. Nos desviamos en la rotonda hacia la derecha y
redujimos la velocidad hasta que entraron los más rezagados. Ya con todo el
grupo compacto de nuevo, atravesamos Moralzarzal y continuamos hacia Cerceda
donde paramos a rellenar los bidones y recuperarnos un poco.
Fotos: por las calles de Moralzarzal |
Nuevamente en marcha, a un ritmo más adecuado a las fuerzas
de ese momento, hicimos los kilómetros que nos separaban de Soto, hasta que
llegamos a la rotonda que nos llevaría hasta afrontar el comienzo de Los
Rancajales.
Foto: Chema marcando el ritmo |
Me lo tomé con mucha tranquilidad, lo sabía, no iba a ser
una de mis mejores subidas, por lo que la afrontaría muy tranquilo. Al comienzo
de la ascensión, el grupo fue cogiendo posiciones. Antes de la entrada en la
urbanización, Carlos perdió la tapa del bote de herramientas y tuvo que dar
media vuelta a recogerla. El resto comenzó la subida con ganas y empezó a
distanciarse.
Yo que iba en el grupo de atrás me quedé con los hermanos
Schleck, Julián y Luis, con Antonio y con Lobo. Hasta mitad de subida la
hicimos juntos, siempre Luis hablando, contando historias y gastando bromas.
Julián sufriendo un poco y Lobo a la zaga. Al poco llegó Carlos hasta nuestra
altura y nos adelantó justo cuando comenzaba la parte dura de la ascensión. Me
pasó y se fue en un inicio, pero le mantuve a corta distancia y al poco casi
logré enlazar. Se veía la curva de herradura a derechas, el punto álgido de la
subida, y no quería cebarme en exceso aunque la visión de los Paco, Chema y
compañía, me invitaba a apretar un poco para intentar llegar a ellos, pero mi
cabeza pensaba una cosa y mis piernas iban por libre en el día ayer. Decidí
seguir con ese ritmo locomotora y tras pasar a Adrián cuando la pendiente
suavizó un poco, mis piernas empezaron a responder lago más, para terminar esprintando
en el repecho a la altura de las antenas.
Desde ahí me dejé caer hacia el stop donde esperaban los de
cabeza e hicimos tiempo hasta que llegaran los demás. Justo en el momento de
ponernos nuevamente en marcha, apareció Santi Mostacilla y compañía que venían
de subir El Cerro, nos unimos a ellos en el descenso hacia Remedios, como
siempre rápido, pero más controlado ya que nos desviamos en el área de descanso
donde teníamos montada la gran comilona para despedir la temporada por parte
del Club Ciclista Arnelas.
Gran festín el que se había preparado para la ocasión. Gracias
a todos los que se preocuparon de preparar toda la intendencia. Aproveché para
saludar a viejos conocidos de la grupeta de montaña y a compañeros como Manteca
que andaba por allí, con el que entre medio en bromas planificamos la
estrategia y las marchas de cara a la próxima temporada.
Al final, aunque accidentado y flojo por mi parte, un buen
día de bici, sobre todo por lo que significaba para todos los integrantes de
este gran Club.
Gracias a todos.
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