miércoles, 3 de octubre de 2012

Marcha social del Club, La Barranca (30/9/12)


Gran día para el Club Ciclista Arnelas, ayer se celebraba la ruta social de nuestro Club. Las dos grupetas, carretera y montaña, después de una ruta convergiríamos en la explanada de Remedios para celebrar una comilona y despedir así la temporada.

Los de carretera nos decidimos por subir a La Barranca. Nunca había hecho esta subida y tenía ganas de hacerla, la completaríamos con la subida final a Los Rancajales.

Mucha gente en la salida. Modificamos el horario para hacernos la foto oficial. Las dos grupetas hermanadas y casi todos con la equipación oficial del Club. Tras las fotos, saludos de rigor y desearnos buena ruta, nos pusimos en marcha como siempre por el carril bici hacia Soto.

Antes de llegar a Soto, como siempre se nos unieron Faustino y Carlos. Llegados a Soto, giramos a la izquierda para dirigirnos hacia Manzanares y Cerceda. Muchas ganas en el día de ayer. No sé si sería por el fresquito de la mañana, pero la gente quería guerra desde el principio, lo que hizo que rodásemos verdaderamente rápidos, unos 38 km/h de media en muchos tramos, hasta que Revilla padre y Lobo se pusieron en cabeza a intentar mantener un ritmo más pausado. No lo consiguieron más que un par de kilómetros, los Kiki, Iván, Javier, Paco y compañía querían guerra y pronto recuperaron la cabeza para volver a incrementar el ritmo hasta que pasado Manzanares dimos caza a la grupeta de Bicio con los que compartiríamos ruta hasta Cerceda.
Foto: Jose y Pepe de la Vara

Foto: Salva y Kiki con sus nuevas equipaciones


Foto: el gran Antonio

Foto: Juanma y parte del grupo

Foto: Moises, Manolo y Antonio al fondo

Foto: Basilio

Foto: Luis, Magu y Basilio

Foto: Javier e Iván Revilla, la juventud de la grupeta

Foto: grande Julián


Foto: Carlos y Paco

  
Foto: Revilla y Lobo comandando el grupo
Foto: Jesús, siempre guerrero
 

 Ya en Cerceda giramos a la derecha y nos dispusimos a afrontar la subida hacia Navacerrada. En un principio tratamos de hacerla juntos y a bloque, pero como he dicho ayer había muchas ganas de guerra, por lo que enseguida se formaron dos grupos, los que decidieron subir a su ritmo y los que ansiábamos meternos en la pelea. Poco a poco fuimos ganando metros en la ascensión, para dirigirnos hacia la rotonda de Becerril.

Ayer no me encontraba cómodo del todo. Me sentía pesado y lento de piernas. Abusé del desarrollo ya que hasta ese momento iba con el plato grande. Llegado el momento de cambiar al pequeño, error de novato. Justo antes de alcanzar la rotonda de Becerril y para afrontar el tramo final más ligero, cambio de plato con tan mala suerte que el desviador no soporta ese cambio tan brusco y hace que se salga la cadena, con el susto consiguiente. Me aparté enseguida para intentar recolocar la misma y no perder mucha distancia con el grupo que me pasó en su totalidad, pero era incapaz de colocarla. Se había atascado y no había manera de sacarla.

Pasaba el tiempo y mi maña no daba para sacar la dichosa cadena, lo que dio tiempo a que fueran llegando el grupo de rezagados con Antonio, Revilla, José y  Salva, junto a Juanma que dio media vuelta para ver qué me había sucedido.

He de agradecer sobremanera la paciencia, el compañerismo demostrado por mis compañeros, tanto a los que pararon como a los que con posterioridad se preocuparon por lo que me había sucedido.

Al final, logramos soltar un poco el pedalier para poder sacar la cadena y ponerla en su sitio. Gracias muchachos, sois cojonudos y unos grandes mecánicos. Los que sabemos lo justo, no hubiésemos podido dar con la solución. Tras limpiarnos las manos lo mejor posible de grasa, nos pusimos de nuevo en marcha.

Junto al maestro Juanma tratábamos de no distanciarnos mucho de los demás, pero ante el comienzo de las cuestas más largas y duras, nos instaron a que siguiésemos con nuestro ritmo, cosa que el maestro hizo como en tantas otras ocasiones. Puso ritmo de crucero y empezamos a coger velocidad a la vez que devorábamos kilómetros con rapidez. En un momento llegamos a la rotonda de Navacerrada y continuamos para coger el desvío a La Barranca.


Foto: el maestro Juanma llevándome en volandas

Foto subiendo hacia La Barranca

Como he dicho no conocia la subida, no importaba, el maestro Juanma se la sabía al dedillo y me la fue cantando en todo momento a la vez que me insuflaba ánimos y coraje a partes iguales. Se me hizo un poco dura al final. Preciosa subida pero no estaba fino ayer, la tendré que repetir, aun así llegamos a alcanzar al último grupo de rezagados que ya estaban llegando a la altura el Hotel La Barranca, nuestro destino final.

Una breve parada para reponer fuerzas, comer algo, dar las explicaciones de rigor sobre lo sucedido y sin apenas descanso, nos volvimos a poner en marcha para bajar hacia Navacerrada y continuar descenso hacia Moralzarzal.

Tremendo descenso. Frío, más de uno se quedó helado. Rapidísimo, cada vez lo hacemos más rápido, ayer mi contador marcaba 75 km/h. Fuimos entrando a relevos y  con la magnitud del grupo rápidamente ganamos velocidad y devoramos los kilómetros que nos separaban de Moralzarzal. Nos desviamos en la rotonda hacia la derecha y redujimos la velocidad hasta que entraron los más rezagados. Ya con todo el grupo compacto de nuevo, atravesamos Moralzarzal y continuamos hacia Cerceda donde paramos a rellenar los bidones y recuperarnos un poco.



Fotos: por las calles de Moralzarzal
 
Nuevamente en marcha, a un ritmo más adecuado a las fuerzas de ese momento, hicimos los kilómetros que nos separaban de Soto, hasta que llegamos a la rotonda que nos llevaría hasta afrontar el comienzo de Los Rancajales.
Foto: Chema marcando el ritmo

Me lo tomé con mucha tranquilidad, lo sabía, no iba a ser una de mis mejores subidas, por lo que la afrontaría muy tranquilo. Al comienzo de la ascensión, el grupo fue cogiendo posiciones. Antes de la entrada en la urbanización, Carlos perdió la tapa del bote de herramientas y tuvo que dar media vuelta a recogerla. El resto comenzó la subida con ganas y empezó a distanciarse.

Yo que iba en el grupo de atrás me quedé con los hermanos Schleck, Julián y Luis, con Antonio y con Lobo. Hasta mitad de subida la hicimos juntos, siempre Luis hablando, contando historias y gastando bromas. Julián sufriendo un poco y Lobo a la zaga. Al poco llegó Carlos hasta nuestra altura y nos adelantó justo cuando comenzaba la parte dura de la ascensión. Me pasó y se fue en un inicio, pero le mantuve a corta distancia y al poco casi logré enlazar. Se veía la curva de herradura a derechas, el punto álgido de la subida, y no quería cebarme en exceso aunque la visión de los Paco, Chema y compañía, me invitaba a apretar un poco para intentar llegar a ellos, pero mi cabeza pensaba una cosa y mis piernas iban por libre en el día ayer. Decidí seguir con ese ritmo locomotora y tras pasar a Adrián cuando la pendiente suavizó un poco, mis piernas empezaron a responder lago más, para terminar esprintando en el repecho a la altura de las antenas.

Desde ahí me dejé caer hacia el stop donde esperaban los de cabeza e hicimos tiempo hasta que llegaran los demás. Justo en el momento de ponernos nuevamente en marcha, apareció Santi Mostacilla y compañía que venían de subir El Cerro, nos unimos a ellos en el descenso hacia Remedios, como siempre rápido, pero más controlado ya que nos desviamos en el área de descanso donde teníamos montada la gran comilona para despedir la temporada por parte del Club Ciclista Arnelas.

Gran festín el que se había preparado para la ocasión. Gracias a todos los que se preocuparon de preparar toda la intendencia. Aproveché para saludar a viejos conocidos de la grupeta de montaña y a compañeros como Manteca que andaba por allí, con el que entre medio en bromas planificamos la estrategia y las marchas de cara a la próxima temporada.

Al final, aunque accidentado y flojo por mi parte, un buen día de bici, sobre todo por lo que significaba para todos los integrantes de este gran Club.

Gracias a todos.






 

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