Un domingo extraño. Decidimos hacer una ruta larga para las
fechas en las que estamos, por lo que decidimos salir a las 9 e ir hasta la zona
de restaurantes de La Jarosa, la subida hasta el alto lo dejaríamos para la
temporada que viene. Al final casi 90 km, una ruta para rodadores.
No hubo consenso en el grupo, unos pocos decidimos salir a
las 9 y el resto del grupo que no le apetecía la ruta tan larga lo hizo más
tarde.
Éramos cinco lo integrantes de la grupeta de ayer, Paco,
Mariano, Julián, el maestro Juanma y servidor. En la salida se nos unió D. José
que salía con las ruedas gordas a dar una vuelta y nos acompañó hasta casi
Soto.
Foto: camino de Manzanares |
Foto: la grupeta del día de ayer |
Tras una espera más que razonable por si llegaba algún
rezagado, nos pusimos en marcha como siempre por el carril bici para ir
soltando las piernas y entrar un poco en calor. Dejamos a D.José con su bici de
montaña y entrando a Soto nos encontramos con Faustino que decidió no seguirnos
y esperar al grupo posterior. Salimos de Soto y nos dirigimos hacia Cerceda a
un ritmo tranquilo ya que Julián tenía molestias en el gemelo derecho y no
podía forzar mucho. Con fresquito, un ritmo tranquilo y dando relevos llegamos rápidamente a
Manzanares donde una vez pasado la glorieta del montañero, Julián nos dice que
no puede seguir con el ritmo. Las molestias en el gemelo se le han acentuado y prefiere
no forzar e ir a un ritmo más suave. Llegaría hasta Cerceda y daría la vuelta.
Los demás ante el imprevisto de la baja, continuamos terreno y decidimos
aumentar un poco más el ritmo ya que la previsión era de lluvia y no queríamos
que nos pillara.
Pasamos Cerceda y nos dirigimos hacia Becerril justo cuando
se nos metió un fuerte aire de cara que sumado al comienzo del repecho de la
subida, nos complicó un poco la misma, haciendo que reservásemos fuerzas y
adquiriendo un ritmo más suave para no desfondarnos en exceso. Fueron Paco y el
maestro quienes hicieron el desgaste en esa parte. Yo me mantuve con Mariano
que venía con el pulso bastante acelerado por el esfuerzo, -¨aquí vamos
sufriendo hasta el final¨, me comentó Mariano una vez coronamos el repecho y la
bajada hacia Collado Mediano nos permitió un respiro a nuestro esfuerzo.
Foto: el maestro Juanma |
Foto: subiendo hacia Becerril |
Foto: Mariano un día más con la grupeta |
Pasamos Collado Mediano y giramos a la izquierda para
afrontar la larga recta que nos llevaría hacia Guadarrama, justo cuando me doy
cuenta que en un badén había perdido el chubasquero que llevaba cogido a la
bolsa de herramientas. Comentaron los compañeros de dar la vuelta e ir a
buscarlo, pero no merecía la pena, no era de Armani o de Gucci, así que daba
igual, decidí continuar la ruta. Quizá de vuelta me estaría esperando…. cosa
que no sucedió.
Llegados a Guadarrama y tras una pequeña confusión en la
rotonda de El Escorial, tomamos a la derecha para cruzar el pueblo y girar a la
izquierda dirección a La Jarosa. Comenzamos la subida corta pero intensa al 7%.
Paco me preguntaba preocupado si era muy larga y si mi ataque llegaría pronto,
le tranquilicé diciéndole que ni iba a atacar, aunque ayer recuperé las buenas
sensaciones de antaño, ni la subida duraría mucho ya que se veía a no más de 100
metros el final de la rampa. Aflojamos un poco el ritmo para que llegara
Mariano que se descolgó un poco y nos dejamos llevar soltando piernas y
bordeando el pantano hasta el final de la carretera donde paramos a comer un
poco y tomar nuevas energías.
Foto: Juanma y Paco al frente del grupo |
Foto: camino de La Jarosa |
Tras el breve descanso, emprendimos el camino de vuelta por
donde habíamos venido. Cruzamos Guadarrama y enfilamos la larga recta y en subida
constante, aunque no con mucha pendiente, hacia Collado Mediano. Esta vez era
consciente que me tocaba hacer el trabajo sucio y tirar del grupo. Puse un
ritmo suave pero constante, acompañado a veces por Juanma otras por Mariano,
hasta pasar Collado Mediano y empezar la subida hacia Becerril, donde me volví
a encontrar con muy buenas sensaciones. Ritmo alto, constante y decidido. Bien
de piernas, sin atisbos de cansancio o fatiga. La respiración y el pulso altos
pero controlados. Plato pequeño, pero jugando mucho con los piñones medios, no
subí del 21 en ningún momento y mis sensaciones eran extraordinarias. Comandé
el grupo en toda la subida, el maestro Juanma me seguía a ritmo y Paco muy
cerca, Mariano cedió un poco al final y se descolgó unos metros. Llegados
arriba, aflojamos un poco para recuperar y ya con todos reagrupados, Paco nos
comandó en el descenso hacia Cerceda.
Breve parada para rellenar los bidones y nos pusimos en
marcha en vista de los nubarrones que venían desde Navacerrada. Increíble la vuelta
desde Cerceda hasta el carril bici, acortando por Las Chapas. El maestro Juanma
nos sugirió de rodar en fila de a uno y a relevos muy cortos pero intensos.
Impresionante la media que sacamos. Íbamos muy rápidos, por momentos llegué a
ver 42 km/h en el contador. Tirábamos a bloque y muy rápidos en las
transiciones, lo que nos permitió llegar al carril bici en 22 minutos. Una gran
labor de equipo y un ejercicio muy interesante que sin duda lo deberíamos
repetir sobre todo cuando la grupeta es tan pequeña.
Ya en el carril bici y con viento de cara como casi siempre,
aflojamos un poquito hasta que pasado la cuesta de Los Melones, nos encontramos
con los Revilla, padre e hijo que venían también de hacer su particular ruta.
Nos unimos a ellos y sin mayores contratiempos llegamos a Colmenar.
Junto con los Revilla me fui a tomar una merecida cerveza por
cortesía de Iván que celebraba su cumpleaños en unos días, 21 quién los
pillara, y el resto se retiró a sus casas antes que terminase de llegar la
tormenta.
Al final 88,90 kms, una ruta para rodadores excelente,
sensaciones recuperadas y una gran compañía.
La semana que viene… descanso!!! El primer domingo en la
temporada desde que en el mes de enero me uniera a este gran Club, en el que no
voy a salir….
Gracias a todos.
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