martes, 18 de septiembre de 2012

Los Molinos (16/9/12)


Otro domingo en el que hacíamos una ruta fuera de calendario. Como se acordó durante la semana, mi propuesta de hacer la subida al Hotel Arcipreste por Los Molinos gustó a la gente. Es una ruta que me encantó cuando por el mes de julio hice la marcha  Pedro Herrero de Moralzarzal, una subida diferente de la que acostumbramos al hotel Arcipreste.

Como esta pasando últimamente, mucha gente en la salida. Se nota que el buen tiempo acompaña y queremos aprovechar las salidas lo máximo posible antes que el mal tiempo nos lo impida. Esta vez contábamos con la compañía de Santi Mostacilla que decidió hacer la ruta con nosotros, así como el nuevo componente del grupo Juanra, y como invitado tras una larga inactividad, el hijo de Julián.

Un numeroso grupo el que salimos el pasado domingo, casi 30 personas ya que durante mucho tiempo, hasta la rotonda de desvío a Los Molinos, coincidimos varias grupetas de conocidos y amigos. Como siempre nos dirigimos hacia Soto para ir cogiendo el ritmo e ir calentando las piernas. Mucho miedo llevaba ayer, ya que después de los 90 kms del viernes en la IV Nocturna Pedro Colnago, no sabía muy bien cómo iba a encontrarme de fuerzas. En un suspiro como casi siempre llegamos a Soto, recogiendo por el camino como siempre a Faustino que nos esperaba plácidamente al sol haciendo tiempo.
 
Foto: camino de Soto






Tomamos dirección Manzanares y Cerceda, cruzándonos con numerosas grupetas durante toda la jornada. Como casi siempre los de delante impusieron un buen ritmo que hizo que el grupo fuera bastante estirado. Como quería soltar piernas más de lo habitual, no entré en el grupo de cabeza hasta casi llegar a Cerceda, ganándome los vítores, chanzas y demás improperios en el momento de pasar al grueso del pelotón hasta situarme de los primeros junto a Lobo.
 
Foto: vamos Lobo, dándolo todo!!!

 
Pasado Cerceda continuamos dirección Navacerrada hasta tomar el desvío a Becerril, donde ya se empezó a calentar el ambiente de lo lindo en los primeros metros. Llegados a los primeros repechos la guerra por la supervivencia de los más fuertes se desató en su plena apoteosis. Ni los consejos de Santi Mostacilla por guardar las formas y sobre todo la unidad de 2 ciclistas en paralelo, (llegamos a circular de a 4, otra vez hay que tener esto en cuenta), pudieron aplacar los ánimos y las ganas que tenía la gente por devorar kilómetros y llegar cuanto antes a las cimas.

Foto: Santi Mostacilla y el hijo de Julián

Una vez pasados los repechos de Becerril, ya en las afueras, hicimos un breve alto para reorganizar la grupeta y dar tiempo a que llegaran los más retrasados en la subida. Con todos reorganizados, nos lanzamos en un descenso rapidísimo como siempre hacia las calles de Collado Mediano las cuales devoramos ante los vítores y aplausos de la gente de dicha localidad. Pasado el pueblo llegando a la rotonda que se desvía hacia Los Molinos por un lado y Guadarrama por otro, el grupo se deshace. Parte del mismo, lo no habituales aunque amigos, se desvían hacia Guadarrama, lo que hizo que parte nuestro grupo se despistara y les siguiera como fue el caso de Antonio y algún otro que ahora no recuerdo. Jesús logró salvarse por los pelos, y Santi y Victoria cedieron ante la insistencia del camino a seguir por nuestra grupeta. Momento control re-organizativo, para disponernos a afrontar el primer repecho importante de la mañana, la subida de La Serranilla.
 
Foto: numerosa grupeta, muy estirada

No es una subida dura, no creo que más de 1.5 km, pero empieza justo cuando sales de una curva a derechas, donde ya te recibe un desnivel constante del 6%. Se formó un grupo en cabeza con Rafa, Luis, Juanra, el hijo de Julián y yo mismo. Traté de seguirles el ritmo tan fuerte que pusieron, pero no lo logré más de 500 metros, no quería viciarme en exceso, de fuerzas iba justo, así que puse mi ritmo y poco a poco fui  ascendiendo con los de cabeza a 60 metros. Parada en la rotonda hasta que la gente fuera llegando, recuperar un poco el aliento, y continuar una vez todos habían llegado, dirección Los Molinos, por sus calles hacia el hotel Arcipreste.

La subida no es muy larga, unos 6-7 kms, y la conocía del día de la marcha, pero se me hizo más dura que entonces. Supongo que aquel día, con la marcha controlada y pensando que tienes que regular para subir primero Navacerrada y después Morcuera, te dosificas más. Ayer no fue el caso. En un primer tramo íbamos en grupo y a un ritmo cómodo, hasta que fue Rafa quien dio un buen acelerón al que no pude seguir. Sólo Juanra le mantuvo el pulso y poco a poco nos fueron sacando metros. Yo me quedé en tierra de nadie, puse mi ritmo diesel y me centré en mi propia subida, en un principio pensé que desfallecería en cuestión de tiempo y que todos me pasarían como una apisonadora, pero poco a poco fui encontrando mi ritmo y recuperando unas muy buenas sensaciones que hacía tiempo no tenía. Así que con ganas fui abriendo hueco y ascendiendo poco a poco. Oía alguien por detrás que se iba acercando a ritmo, constantes cambios de piñón y esfuerzo titánico acompañaban una respiración entrecortada y sublime en el esfuerzo, hasta que casi llegando a nuestro destino, a la altura de los cruces antes del hotel, veo que es Jesús quien me da alcance. Menudo palizón se metió, valla calentón, y eso que no iba a darle, según dijo momentos antes de la subida.
 
Foto: primeras rampas de Los Molinos
 
Foto: comienza la lucha

Paramos en el parking del hotel para esperar al resto, recuperar fuerzas, rellenar los bidones y hacer la foto de rigor mientras intentábamos localizar a los que se habían confundido o distraído de camino. Nunca llegaron, se fueron por otro sitio, así que tras una larga espera, nos lanzamos a toda velocidad hacia el desvío de Moralzarzal.
 
Foto: el Club Arnelas en el hotel Arcipreste

Qué descenso. 70/75 km/h, a tope, teníamos que recuperar el tiempo perdido, menuda velocidad. Le voy cogiendo el truco a las bajadas fuertes siempre y cuando sean largas y rectas como la de Navacerrada.  Un poco a rebufo, apretar de vez en cuando, y sales como un cohete, al más puro estilo Jorge Lorenzo. Bajamos un poco el ritmo los de cabeza para que fueran entrando de nuevo al grupo los más rezagados, en el tramo desde la rotonda hacia Moralzarzal. Pasamos la localidad todos juntos y enfilamos hacia Cerceda donde nos encontramos a Paco y Juanra que habían salido del hotel antes que el resto y nos estaban esperando.
 
Foto: descenso a 70 km/h
 
Foto: camino de Moralzarzal
 
En Cerceda breve parada para rellenar algún bidón, y pater del grupo decide quedarse a tomar algún refrigerio, los demás nos volvemos a poner en marcha con Chema abriendo la marcha. Sí correcto, Chema en cabeza tirando del pelotón para algarabía de muchos, aunque fuera a ritmo suave, hasta que los componentes de Bicio llegaron hasta nuestra altura, nos pasaron y les cogimos rebufo hasta Soto para volver a entrar en el carril bici dirección Colmenar.
 
Foto: Chema comandando el grupo

Tramo cada vez más peligroso, sobre todo a esas horas cuando ya todos regresamos o vuelven a los pueblos de la zona. A la altura de Los Melonares, nos encontramos con la grupeta de Alcobendas, lo que hizo que el grupo aumentara considerablemente, una nueva serpiente multicolor. Pasado el repecho y ante el ritmo más pausado de los compañeros de Alcobendas, decidimos adelantarles para aumentar un poco la marcha y llegar lo antes posible a casa.

Ya en Colmenar, entramos por el cuartel, y a los que nos quedaban ganas de apretar un poco más, nos dimos un buen calentón de piernas como fue mi caso, el de Julián y el de Paco. Nos dirigimos a tomarnos una merecida rica y fresca cervecita, y fue nuestra sorpresa al ver que nos estaba esperando D. José, que ya estaba de vuelta de su ruta en bici de montaña.

Al final casi otros 90 kms, que sumados a los 90 de la noche del viernes hacen un total de 180 kms en día y medio. Si le sumo la subida andando desde el final del telesilla hasta el repetidor de La Bola, con la familia el sábado, pues eso que tengo las piernas como columnas de Hércules…

La semana que viene intentaremos la subida al Alto de Monteoliva, por San Agustín de Guadalix, y el regreso por El Cerro, ya lo contaremos.

Gracias a todos.

      

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