martes, 5 de junio de 2012

Los Melonares (3/6/2012)


Hace tiempo cuando me apunté al reto C.I.M.A., más por ilusión que por realismo, nunca llegué a imaginarme que a día de hoy ya llevaría once CIMA´s. Ahora cada vez que salgo de viaje lo primero que hago es mirar si por la zona donde voy a estar hay un nuevo reto que subir, y este es el caso de Los Melonares. Desde que mis suegros se fueron a vivir a Sevilla, tenía este reto apuntado en mi lista de pendientes, así que cargué mi bici en el coche y como este fin de semana iba a estar con ellos, aproveché para cumplir con mi reto.

No hay muchos retos CIMA en Sevilla, me queda pendiente el de Cerro Negrillo para el próximo año, lo que sumado a que el espacio de tiempo que estamos aquí es muy corto sólo me da para uno al año. Como digo casi toda la zona por donde estaba es bastante llano, y eso que la Sierra Sevillana se encuentra a unos 25kms, pero el ir solo y el desconocimiento del terreno te echa mucho para atrás.
Esta zona la conocía más o menos, sólo me quedaba estudiarme la altimetría e intentar un nuevo reto. Mi mayor miedo era el calor, la solanera sevillana de 35º podía ser mucho desde primera hora de la mañana, pero el tiempo estos días ha acompañado bastante y aunque a la hora de salida el termómetro marcaba 20º a las 8.30 de la mañana eran muy llevaderos.
Me puse en marcha tempranito como digo y los primeros kilómetros fueron prácticamente para calentar las piernas, era como rodar en rodillo, solo, sin una pizca de aire, todo llano y una velocidad de crucero de 35km/h, no es que fuera forzando pero el asfalto y la escasez de coches invitaba a rodar. Con estas llegué a Cantillana muy rápido, mi idea era no forzar más de la cuenta ya que esta semana no he entrenado nada tras la etapa del desafío, y no quería sufrir mucho en las cuestas de Los Melonares.


Una vez llegas a Cantillana, se continúa hacia El Pedroso y la Sierra Sevillana, aquí la carretera ya empieza a empinarse. Porcentajes bajos 3-4%, que van aumentando un poquito hasta ponerse en el 6-7% en diversos tramos. Es una ruta de las conocidas rompepiernas con constantes subidas y bajadas. Con un ritmo normal continué ruta hacia el desvío que marcaba la subida al embalse de Los Melonares. En estas situaciones es cuando echas de menos a la grupeta, rodar solo, sin referencias, haciendo todo el trabajo, se vuelve tedioso y más cuando llevas rodando 25 kilómetros. Me acordé mucho de los Revilla, Antonios, Arnelas, Chemas y compañía entrando a relevos cada tiempo, pero hoy no, hoy me lo comía yo solito.


Así pensando en mis cosas, intentando imaginarme cómo estarían los compis que decidieron hacer la marcha de la Sierra Norte, seguía devorando kilómetros hasta que a lo dejos divisé un compañero en bici como a km y medio. No me volví loco ya que el terreno no lo conocía perfectamente y los constantes sube y baja eran la nota predominante, así que a mi ritmo fui ganándole terreno hasta llegar a su altura. Me di cuenta que algo no le iba bien ya que llegué a su altura muy rápido y le pasé con gran facilidad en una subida, pero el compañero apretó un poco hasta llegar a mi altura y preguntarme por la subida a Los Melonares!!!

-          Hombre, si ahí voy yo. El desvío no debe quedar muy lejos. Le dije.

Me preguntó si no me importaba que hiciésemos la ruta juntos, a lo que por supuesto le dije que encantado. El compañero se llamaba Juan, y su extraño rodar se debía a que justo estrenaba bici de carretera y se estaba acoplando a ella. Me comentó que venía del MTB, y que como a muchos le picaba el gusanillo de las ruedas finas hasta que terminó sucumbiendo y se había decidido por cambiarse, aunque como todos intercalaría salidas.
Hablando de estas cosas, nos dimos cuenta que la carretera empezaba a picar un poquito, un par de cuestas del 7% dejó a Juan sin resuello, me dijo que continuara a mi ritmo que él se quedaba, pero no me pareció normal, si íbamos al mismo sitio, lo mejor era ir juntos, así que aflojé el ritmo y le ayudé a pasar el repechón. Justo en la siguiente bajada nos encontramos con el desvío a Los Melonares.

El primer tramo como podéis leer en la web de www.altimetrías.net, es de un asfalto muy rugoso y bacheado que con las bicis de carbono se hace molesto. Es una carretea de bajada rápida hasta el río Viar en muy mal estado por las obras que hay en el embalse que hace que la circulación de camiones sea intensa los días laborables.

Foto: cortesía www.altimetrias.net

Una vez pasas el puente del río, la carretera se suaviza bastante. Juan decidió parar justo al comienzo de la subida a comer un poco y me dijo que subiera a mi ritmo que no le importaba quedarse, a lo que le contesté que le esperaba en la cima. Nada más comenzar la ascensión hay una rampa del 8.5% que mis piernas no notaron. Me había aprendido la subida casi de memoria y me llegué a preguntar si me había equivocado. No era así, los carteles me confirmaban que estaba subiendo Los Melonares, pero mis piernas iban como una locomotora. Supongo que después del palizón de la semana pasada esto era un aperitivo para ellas. Con esas sensaciones excelentes iba subiendo a un ritmo bastante alto, 17-18km/h y piñon del 23-25. Incluso en la zona más suave, llegué a pensar en poner el plato, pero todavía quedaba la vuelta y no quería forzar por si acaso.




 
Con ese ritmo y tras ver una marca en el suelo de 3kms a meta apreté un poco y en un momento llegué a la cima. Paré un poco a tomar unas fotos, una barrita y me decidí a bajar en busca de Juan, al que encontré a 2 kms de la llegada, por lo que di media vuelta y lo subí con él (ahora sé lo que siente Iván cuando nos baja a buscar…)




La subida es muy suave. Para la zona de Sevilla puede que sea algo “fuerte”, pero nada comparable a lo que estamos acostumbrados en nuestra zona de Colmenar. Para que os hagáis una idea es como subir el Alto Caiza, más o menos.

Una vez coronado “el puerto” mi idea era volver por donde había venido, pero Juan me dijo que él continuaba hasta Castilblanco y Burgillos, que yo lo podía hacer y luego girar a izquierdas y regresar hacia Cantillana y Los Rosales, eran menos kilómetros pero podíamos ir juntos, lo que me pareció correcto y finalmente hicimos.

La bajada a Castilblanco es un falso llano por una carretera no muy buena, la que sí disfrutamos fue la bajada a Burgillos con velocidades muy altas, casi 75km/h. Una vez en Burgillos me tocó despedirme de Juan, desearle que disfrutara mucho de su bici nueva y enfilé el camino de vuelta.

Con el calor ya apretando un poco más y con un viento no muy de cara pero soplando un poquito a veces, fui devorando kilómetros, aunque la fatiga empezaba a notarse tras 75 km de ruta. Al final fueron ganas de llegar las que me hicieron apretar un poco más hasta el final, menos mal que los últimos 10 kilómetros fueron todos en llano, lo que me permitió llevar una velocidad de crucero de 34km/h.

Al final 85km de ruta, unas sensaciones excelentes, un gran día de bici y una bonita ruta por tierras del sur.

Próxima parada XIX Marcha Francisco Sanz en Alcobendas con los compañeros del Club Arnelas. Iremos a lucir nuestras mejores galas.

Gracias a todos.

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