La ruta de hoy se podría denominar en el argot futbolístico como
doblete. Hacer dos puertos, uno de segunda y otro de primera es como ganar la
Supercopa y la Liga más o menos. Así que con la idea de hacer esos dos puertos
decidimos salir muy temprano para evitar aglomeraciones en la zona de la
sierra.
Quedamos los compañeros del Club Arnelas a las 8 am. Grupeta
bajo mínimos ya que el día anterior se habían metido un buen tute de 160 kms
hasta Gredos, pero aun así, algunos valientes como Juanma, Ramón y D. José
decidieron salir también el domingo. A estos tres nos unimos Iván, Salva,
Miguel y yo. Antonio y Revilla padre decidieron hacer en solitario
Canencia-Navafría-Canencia, un triplete en comparación con lo nuestro.
Ya en la salida, decidimos variar la ruta, subiríamos por
Canencia y por Morcuera del lado de Rascafría, a mí me venía de perlas ya que
la subida a Morcuera por ese lado nunca la había hecho, y como nos dijo Juanma
no lo vamos hacer siempre igual, hay que variar un poco.
Nos pusimos en marcha a un ritmo suave hacia Soto para ir
soltando las piernas entre charlas y aventuras varias contadas por los que
tomaron parte en la salida del día anterior. Continuamos hacia Miraflores y
primer calentón en las cuestas que salen desde Soto en las que Ramón y D. José
empezaron a sufrir más de la cuenta, continuamos dirección a Miraflores donde
sus duras rampas que te dan la bienvenida y son un preludio de lo que te espera
más adelante.
Llegados a Miraflores Ramón y D. José, deciden darse la
vuelta, yo de ser ellos ni tan siquiera habría salido, pero por lo menos
llegaron hasta Miraflores. No sé que hicieron después, supongo que ir hasta
Cerceda para soltar un poco las piernas y luego de vuelta a casa, así que con
esas dos bajas continuamos el resto camino de nuestro ”doblete”.
Foto: cortesia www.altimetrias.com |
Foto: el agua frequita de la fuente |
Foto: Juanma reponiendo fuerzas |
Foto: en el alto de Canencia |
Como sabíamos que Salva no iba a parar en el alto, una vez
llegó Miguel nos lanzamos hacia el pueblo de Canencia. Qué preciosidad de
bajada, sin tráfico que nos molestara ya que era muy temprano, hicimos la
bajada muy rápida y disfrutando del paisaje, del silencio, del olor a madera
recién cortada, incluso se podía respirar el frescor cuando pasabas por las
zonas de sombra, todo muy idílico, nada que ver con las prisas y la
contaminación de la ciudad.
Llegados al pueblo de Canencia hicimos un alto para esperar
a que nos enlazara Salva que lo hizo al poco tiempo. Ya todos reagrupados otra
vez, continuamos dirección a Lozoya y Rascafría con un ritmo tranquilo donde al
ser impares Iván se llevó la mayor parte tirando en cabeza. Parada breve en
Lozoya a los pies de la subida a Navafría para saber por donde iban los “escapados”
Revilla y Antonio y ver si querían enlazar con nosotros para hacer juntos la
subida a Morcuera, cosa que no entró en sus planes ya que volverían por donde habían
venido, Canencia.
Foto:Iván y Miguel |
Foto: esperando en Canencia |
Tras cambiar el agua a los bidones y una pequeña barrita, nos
volvimos a poner en marcha dirección a Rascafría y su temido tramo adoquinado.
Nos pasamos el desvío a Morcuera, gracias a que Juanma, que
iba el último en el tramo de adoquines más asqueado que el resto, nos dió la
voz de alarma, ya que el resto habíamos seguido a Iván que se marchaba
dirección Cotos. Subsanamos el error, entramos en el falso llano que precede a
la subida todos en grupo y acordamos que esperaríamos a los rezagados en la
fuente de Miraflores.
Foto: cortesia www.altimetrias.com |
Con las primeras rampas, Salva y Miguel se quedaron
descolgados, por lo que continuamos los tres un par de kms juntos hasta que le dijimos
a Iván que pusiera el ritmo que más le conviniera y se olvidara de nosotros,
cosa que hizo hasta esperarnos en el alto del Puerto de la Morcuera.
Así que el gran Juanma y yo nos pusimos mano a mano con la
subida. Preciosa subida, nunca la había hecho desde este lado. Sabía por las
altimetrías que era más largo que por la otra cara, pero mucho más tendido, y
lo más importante, no estaba mi peor enemigo, “el fatídico km 13” de la otra
vertiente.
Poco a poco fuimos ascendiendo a un ritmo muy suave y muy
bueno, 47 minutos exactos nos llevó subir el puerto, lo disfrutamos mucho. Más
tráfico que en Canencia y muchos compañeros ciclistas bajando. Con nuestra
charla, bueno con la de Juanma que no para incluso cuando la pendiente se pone
fea, fuimos ascendiendo metros y devorando kilómetros.
Foto: el gran Juanma en plena ascensión |
Foto: subiendo Morcuera |
Qué gran compañero, tiene ansia de compañerismo, no para de
darte ánimos. Te anima, te ayuda, te empuja, te alienta a seguir, es generoso
en el trabajo sucio de tirar de ti. Bravo compañero, muchas gracias por estar
ahí, sobre todo en las rampas más duras casi llegando al alto y cuando se nos
metió el viento de costado.
Hubo una frase de aliento que me vino mejor que cualquier
gel, barrita o bebida isotónica:
-
Muy bien Templario, muy bien eso es, otra batalla
ganada!!!
Fue tal el subidón de adrenalina al oír esas palabras, que
el último gramo de energía lo consumí para pasar el duro tramo antes del
parking donde se ponen los avituallamientos en las marchas cicloturistas. Ya en
la zona que suaviza un poco antes de coronar, tomamos un poco de aire hasta
terminar y encontrarnos con Iván que estaba dando vueltas esperándonos.
Nos tiramos hacia Miraflores a velocidades realmente altas,
Iván me pasó como un cohete, le seguí un rato pero llegamos a la zona de curvas
y aflojé un poco ya que no era cuestión de jugársela. Paramos en la fuente y al
poco llegó Juanma. Merecido descanso barritas, agua, estiramientos y cambio de
impresiones en la subida. Al rato llegó Miguel que había dejado a Salva y nos
comentó que se le había hecho largo y duro el puerto al ir solo. Al tiempo
llegó Salva, le dimos tiempo para refrescarse, de llenar los bidones y nos
pusimos en marcha dirección Colmenar. Iván se subió de nuevo Canencia en busca
de su padre y de Antonio.
La bajada desde Miraflores a Soto es de lo peor que hay por
la zona. El asfalto es malísimo, constantes agujeros, baches, socavones, locos
al volante que no respetan la distancia de seguridad por adelantarte y ganar 10
metros, en fin un auténtico calvario sobre la bici hasta que llegas a la
rotonda de la gasolinera donde el asfalto y la carretera mejoran
considerablemente. Es un tramo muy peligroso que te hace ir con miedo y con una
tensión constante.
Llegados a Soto, carril bici, ritmo suave ya que el aire se
nos había metido un poco de cara y las piernas no estaban para muchos alardes.
Poco a poco y a ritmo fuimos terminando la ruta con el último escollo de Los
Melonares que pasamos sin problemas hasta llegar a Colmenar donde nos
despedimos hasta otra ocasión y con el deber y la satisfacción cumplidos con
creces.
Una vez más gracias a los compañeros del Club Arnelas por
disfrutar un día más de una gran jornada de bici, gracias a todos, somos un
gran Club y una gran familia.
Próxima parada Los Puertos IV (Navacerrada y Morcuera), pero
eso será el domingo 3 de julio, la próxima semana descanso.
Gracias, a todos.
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