Este domingo no tenía previsto salir pero la pasión que me
ha levantado la bici y el buen estado de forma en el que me encuentro me
animaron a última hora, eso sumado a que la ruta no era ni muy dura ni muy
larga, terminaron por convencerme.
Mucho calor, temperaturas de 37º, ya desde primeras horas de
la mañana sabíamos que íbamos a sufrir de lo lindo. Hoy contábamos con un nuevo
componente en la grupeta, Moisés, a quien el calor le pasó factura, terminó
poniendo pie a tierra y le tocó volver a casa en furgo…
Después de los saludos de rigor y de comentar las últimas
novedades sobre los compañeros que habían hecho la Quebrantahuesos el día
anterior, con la pena de la caída de nuestro compañero Manteca (ánimo amigo y
recupérate pronto), salimos dirección a Soto a ritmo suave para ir soltando las
piernas.
Foto: antes de salida |
Foto: camino de Soto, la grupeta estirada |
Una vez llegados a Soto tomamos dirección Guadalix donde las
primeras rampas del día hicieron que se nos calentaran bien las piernas. Una
vez reagrupados arriba en la rotonda de la urbanización Los Pinarejos, descenso
rapidísimo hacia Guadalix, donde los “grandes”, se desquitan del sufrimiento en
las subidas y se lanzan a toda velocidad pasándote como centellas. Qué carretera
más mala para los ciclistas, continuos baches, socavones que te obligan a
trazar muy limpio lo que a grandes velocidades, en ocasiones se convierten en algún
susto que otro.
Nuevo reagrupamiento en Guadalix y rodar tranquilos hacia
Torrelaguna hasta que llegados al cruce con el desvío hacia Navalafuente los
que iban a cola del grupo deciden por confusión variar la ruta e ir hacia allí,
cuando deberían haber seguido de frente. Tras la confusión y una espera,
contactamos con ellos para que paren en Cabanillas.
Los que íbamos hacia Venturada, volvemos a coger ritmo,
giramos antes del puente de la A-1 a izquierdas y afrontamos la rampa de subida
a Venturada, a ritmo suave para que todos entrásemos en grupo. Proseguimos
dirección Cabanillas donde ya nos esperaban el resto de compañeros.
Ya todos reagrupados y tras las gracias y mofas de rigor. Nos
metemos en faena para encarar las rampas de subida a Valdemanco, donde rápido cada uno puso el
ritmo que mejor le convenía disgregando el grupo en dos mitades.
Toda la subida la realicé muy cómodo con piñones entre el 19
y el 23 y con mucha fuerza, tanto es así que a 2 kms del cruce donde debíamos
girar a derechas para La Cabrera, decidí probarme y lancé un ataque al más puro
estilo Contador con mucha fuerza. No tardaron en oírse los gritos e improperios
jocosos de los compañeros:
-
Joder con el Templario!!! Qué tío, cómo va!!! Menudo hachazo,
va sobrado!!!
Logré escuchar mientras que iba ganando terreno, al final a
50metros del cruce aflojé un poco lo que le dio a Paco tiempo para alcanzarme y
llegar primero al desvío. Allí nos esperaban algunos compañeros que habían
decidido subir y no esperar en Cabanillas para no perder mucho tiempo.
Para no entorpecer la circulación, Paco, Juanma y yo nos
fuimos dirección La Cabrera, soltando piernas y recuperando un poquito. Ya con
todos reagrupados de nuevo, y pasado el bonito pueblo de La Cabrera, seguimos
dirección a El Berrueco, donde en la bajada, se volvieron a desatar las
hostilidades, los rápidos impusieron su ritmo y su propia ley contra la
gravedad en un descenso rapidísimo por una carretea que invitaba a ello.
Parada obligatoria en El Berrueco para repostar agua, mucho
calor a esas horas de la mañana, y eso que serían las 10.30 más o menos. Bromas
entre los componentes del club sobre quien baja más rápido, quien ataca mejor,
y nueva puesta en marcha dirección Torrelaguna, por una carretera de constantes
sube y baja, menos mal que hoy no se nos metió el viento como cuando vinimos en
Marzo.
Como he dicho carreta de sube y baja que cada uno hizo a su
ritmo. Yo personalmente como no me gusta este rompepiernas, ritmo suave,
cadencia y sobre todo cabeza, para no gastar fuerzas innecesarias. Otra vez más
me alié con mi otro gregario de lujo, Juanma, ya que D. José estaba por tierras
de Huesca logrando una QH para su zurrón personal.
Foto: camino de Torrelaguna |
En el descenso a Torrelaguna, mucho cuidado ya que hay
alguna curva peligrosa que parece no existir para los locos de las bajadas, y
avituallamiento en Torrelaguna donde aprovechamos para beber, comer, reír y
hacer un par de fotos.
Foto: los bosses Antonio y Revilla |
Foto: con los bosses y Ramón en primer plano |
De nuevo en marcha de vuelta a casa, nos quedaban 2 dificultades
por subir, las cuestas desde Torrelaguna hasta el puente bajo la A-1 y el Cerro
de San Pedro. Con un ritmo suave fuimos encarando la subida hasta cruzar por debajo
de la carretera de Burgos, fue aquí donde nuestro nuevo compañero Moisés se
vino abajo y los calambres le impidieron continuar ruta con nosotros. Parados
hasta que acompañado de Revilla, Salva y Carlos hicieron aparición ante
notables signos de dolor. En este punto Moisés decidió quedarse con Carlos,
tratar de llegar a Guadalix despacito y que alguien viniera a buscarle, así que
le abastecimos de geles para que llevara lo mejor posible su calvario hasta
Guadalix.
Los demás proseguimos nuestro camino y llegados a Guadalix,
nueva parada para abastecernos de agua ya que el calor era ya asfixiante, en la
fuente antes del comienzo de la subida al Cerro.
Una vez llenados los bidones, pusimos un ritmo constante
tanto Paco como yo, que pronto causó el descontento generalizado, por lo que
aflojamos un poco justo cuando se produjo la única incidencia del día, un
semi-pinchazo de Jose que decidió no cambiar la cámara y darle un poco de aire para
ver si aguantaba hasta Colmenar.
Nunca había hecho una subida al Cerro tan buena y tan
rápida. Una vez más el gran Juanma fue quien me llevó en volandas como la
semana pasada en Morcuera. Justo cuando empezaban las primeras rampas, puso un
ritmo fuerte al que me uní sin pensármelo sabiendo que mis fuerzas me
acompañarían, aun así, hubo tramos me costó seguirle un poco, pero si algo
tiene Juanma es su capacidad de animar al compañero y tras susurros de apoyo
(estaba afónico el pobre hombre por un resfriado) fuimos ganando altura y devorando
kilómetros. Cuando me veía aflojar siempre estaba ahí para alentarme una y otra
vez:
-
Vamos Templario que estamos en plena batalla, me decía.
Que gusto da verse bien y sentirse con fuerzas a medida que
pasan los kilómetros y sientes que todavía te queda mucha gasolina en las
piernas.
También uno de mis enemigos personales, el “San Pedrín” fue
victima del ansia devoradora que nos acompañó ayer, cómo es el coco cuando vas
en bici, una rampa de 100 metros que antes se me hacía eterna, era como ir de
paseo, y todo una vez más al aliento y entrega de Juanma.
Pasado este tramo, nos dejamos ir hasta el cruce con la
salida de Los Rancajales, momento que aprovechó Julián para llegar hasta
nosotros y pasarnos antes de parar y esperar al resto de componentes. Esperamos
a que fueran llegando todos y Jose aprovechó para cambiar finalmente la cámara.
Desde aquí hasta Colmenar nuevo ataque de los bajadores, rapidísimo descenso
hacia Colmenar a velocidades realmente altas, íbamos al más puro estilo llegada
del Tour, a relevos para lanzar a los sprinters, hasta que llegamos al puente
sobre la M-607 y por seguridad cesaron las hostilidades.
Total casi 100 km a una media de 26km/h que para el día de
calor y las constantes paradas a rellenar los bidones no está nada mal. Luego
cervecita muy merecida en el Charly y a comentar las diversas incidencias de la
mañana.
La próxima semana una etapa de las duras, Navacerrada y
Morcuera, 105kms, 2 puertos de los grandes donde esperemos no tengamos que
sufrir mucho.
Ya os lo contaré.
Gracias a todos.
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