Llevo tiempo sin escribir sobre
mis salidas. No es que no tenga nada que contar, más bien ha sido la falta de
tiempo y a veces de ganas. He seguido saliendo, a pesar del tiempo tan raro que
hemos tenido con tanta lluvia, ya que la preparación para la QH sigue en
marcha, pero en alguna ocasión he tirado más de rodillo en casa.
Parece que poco a poco se va
instalando el buen tiempo. Como solemos decir los ciclistas mientras el suelo
esté seco, nos conformamos. Te abrigas más y puedes combatir el frío, pero la
lluvia es otra cosa.
Como me perdí la salida de la
semana pasada por cuestiones personales, tenía ganas que llegara el domingo y
si encima era con la subida a mi puerto favorito, las ganas de bici se multiplicaron
durante la semana.
La ruta de ayer era la segunda
que hacíamos en nuestro calendario personal para la QH. Compartíamos destino
con la oficial del club, pero no distancia, ya que además de salir antes, variábamos
el recorrido, subiendo a Canencia desde Guadalix.
Quedamos el grupo de la QH como
siempre en el canto a las 9, a excepción del maestro D. José que le tocaba
guardia, y nos encontramos con varios componentes y amigos del club. Se unieron
a nosotros en el recorrido y salimos dirección a Soto como es habitual para
empezar a soltar piernas y entrar un poco en calor ya que era una mañana
bastante fría la del pasado domingo.
Foto: día de frío ayer. |
Llegamos a Soto, tras recoger a Faustino por el camino, y surge una pequeña confusión en el grupo. Unos decían de ir hasta Cerceda primero para luego afrontar la subida a Canencia de vuelta, otros, subir directamente por la carretera de Miraflores. Les explicamos que nosotros hacíamos un recorrido diferente al subir por Guadalix, por lo que optaron por hacer su subida junto con Salva y Ramón que decidieron ir con el grupo. Los restantes, Paco, Juan, Toni y yo seguimos con nuestro plan.
Afrontamos la primera subida del día
que nos llevaba a la rotonda de Los Pinarejos, para empezar a calentar las
piernas. Cada día mejor, pusimos un ritmo cómodo y en nada ya estábamos
descendiendo hacia Guadalix. Una vez llegados a la rotonda, tomamos dirección Miraflores
para afrontar una subida que poco a poco se va haciendo paulatinamente más dura
hasta alcanzar rampas del 8% en varios tramos, eso sí no por mucho tiempo.
Enlazamos con la carretera que sube desde Soto y enfilamos la larga subida con
un asfalto cada vez peor, hasta llegar a la bifurcación del comienzo de ambos
puertos, Canencia y Morcuera.
Fotos: llegando a Miraflores. |
Ayer nos decantamos por la opción
fácil, Canencia, nuestro enemigo lo dejaremos para más adelante, por lo que
metimos todo y nos enfrentamos al repechón de inicio del puerto, no era
cuestión de gastarlo todo en un momento. Poco a poco fuimos cogiendo ritmo de
ascensión, al ser tres es más fácil controlarse e ir agrupados.
Foto: comienza el puertooo!!! |
Los primeros kms hasta que sales
de Miraflores y transcurren entre casas de auténtica belleza, se hacen
durillos, sobre todo porque las piernas y la cabeza no tienen el ¨modo puerto¨ todavía
instalado. Dejamos atrás las últimas casas, y nos adentramos en territorio de
Bustarviejo como reza el cartel justo en el comienzo de puerto.
Una cosa que me llamó la atención
es la buena idea que han tenido de marcar o avisar con carteles la distancia a
puerto con su correspondiente porcentaje medio. Y con este porcentaje fuimos
debatiendo los cuatro componentes del grupo según ascendíamos. Unos como Juan y
Paco se quejaban que el porcentaje puesto no era el real y tanto Toni como yo
defendíamos que era el porcentaje medio por kilómetro, de ahí que en los
primeros carteles aparecen cifras muy bajas como el 1% y 2%, pero los que
conocen este puerto saben que la primera mitad del mismo, discurre casi en
descenso o el claro falso llano.
Con esa duda, llegamos a la curva
de izquierdas que marca la verdadera subida a Canencia y empieza lo bueno. Poco
a poco Toni y yo fuimos abriendo un pequeño hueco, entiendo que Paco se quedó
más por acompañar a Juan en la subida, por lo que en un mano a mano con Toni,
nos dispusimos en paralelo a afrontar la subida.
Me encanta este puerto, es mi
favorito. No sé si es el asfalto perfecto, el silencio, la falta de tráfico o
que fue mi primer puerto ascendido, pero es mi debilidad. A ritmo tranquilo con
la respiración un poco más forzada al no estar todavía habituados a los puertos
y su esfuerzo, fuimos haciendo los casi 3 kms que nos separaban de la cima. Los
porcentajes en los carteles ya marcaban 7% y 8%. Justo cuando llegábamos a la curva
de herradura que te enfila hacia la meta, el grupo que había subido directo
desde Soto comenzaba su descenso, emplazándonos a unirnos con ellos abajo en el
cruce de Soto.
Seguimos con los 150 metros que
nos quedaban para coronar y ya arriba soltamos un poco las piernas hasta que
llegaron Paco y Juan. En el alto nos encontramos con Salva que decidió esperar
y bajarse con nosotros. Rellenamos los bidones, tomamos una barrita, nos
abrigamos para el descenso y nos dispusimos a desandar lo subido.
Paco y yo nos dejamos caer
primero más despacio, no especialmente en el caso de Paco ya que no le volví a
ver hasta llegados a Soto, digamos que se dejó caer un poco más rápido. En la
bajada nos encontramos con los componentes del Club que subían y habían hecho
su salida oficial a las 9.30. Igualmente les emplazamos a vernos en Soto.
Descenso tranquilo, sin prisas,
soltando las piernas para que no se relajasen en exceso y en un momento
llegamos a Miraflores, justo cuando me disponía a parar en la bifurcación de
los puertos, Juan me avisa que ya estábamos todos y sin llegar a parar,
seguimos descendiendo hacia Soto.
Que mal está la carretera entre
Miraflores y Soto. Peligrosa, sucia, bacheada, parcheada de manera
ostensiblemente arcaica, una chapuza lo que han intentado enmascarar. Por
suerte conseguimos llegar hasta Soto sin ningún pinchazo y eso ya era todo un
logro. En Soto nos esperaban Paco, Ramón y Antonio en la parada del bus como
siempre, reanudamos la marcha y el resto el grupo se nos unió en la siguiente
rotonda dentro ya casi del pueblo. Metros más adelante, justo antes de salir de
Soto, nos enlazaron los de la salida de las 9.30, Chema, Kike, Javier y compañía.
Se pusieron los jóvenes en cabeza
a tirar como alma que lleva el diablo. Me emparejé con Ramón y le comenté que
ese ritmo no nos convenía en absoluto ya que de vuelta nos quedaba el Cerro. Se
apaciguaron un poco los ánimos y ya rodamos un tanto más suave hasta
Manzanares, pero llegados a la rotonda de los montañeros, nuevo ataque de
locura, de excitación, de adrenalina o vete a saber qué. Parte de los de cabeza
rompieron el grupo y llegaron a coger casi un kilómetro de ventaja entre el
repecho y la posterior bajada, el resto seguimos con un ritmo más pausado.
Ramón que había entrado en el corte, se debió de dar cuenta y aflojó el ritmo
para dar lugar a que enlazásemos con ellos para llegar todos en grupo hasta
Cerceda.
Llegados a Cerceda como el grupo
no tenía previsto subir por el Cerro, decidieron rodar un poco más hasta
Moralzarzal, los de la QH, paramos en la fuente para comer y beber un poco
antes de afrontar el camino de vuelta hacia Guadalix. En la fuente nos
encontramos con unos chicos de Colmenar que se habían despistado de sus
compañeros de salida y decidieron unirse a nosotros para el camino de vuelta.
Emprendimos nuevamente la marcha y
con un ritmo tranquilo llegamos a Soto para enfilar nuevamente la subida a Los
Pinarejos. Salva y Toni se habían quedado cortados antes de llegar a Soto y es
que Salva venía tocado. Les estuvimos esperando justo en la rotonda de salida
del pueblo. Fue cuando Salva me dijo que iba muy tocado y que no podría
enfrentarse al Cerro con el grupo, que prefería hacerlo a su ritmo.
Ramón había iniciado la subida
junto a los nuevos compañeros de manera suave. Toni, Paco y Juan abrieron hueco
rápidamente una vez la carretera empezó a empinarse, yo por mi parte me quedé
en tierra de nadie intentando servirle a Salva de referencia, pero cada vez que
miraba para atrás le veía más lejos. Llegados arriba, Paco dio media vuelta
para ir en busca de Salva, los demás nos dejamos caer despacio. Al poco nos
enlazaron también Paco y Salva.
Tomamos el desvío de entrada a
Guadalix, cruzamos el pueblo y nos dirigimos hacia la carretera que nos subiría
al Cerro donde nos estaban esperando Ramón y los nuevos compañeros. Hicimos una
breve pausa y en ese momento pasó el grupo del que se habían perdido estos
chicos que no era otro que nuestros compañeros del Club Colmenar.
Reanudamos la marcha con Paco y
Ramón marcando el ritmo. En ese momento me acordé de la cámara y aproveché para
sacar un par de fotos. Se me había olvidado de las últimas salidas que no la
saqué por miedo a que se estropeara con la lluvia. Tras sacar un par de fotos a
la mini-grupeta, me puse en cabeza con Paco.
Foto: comienza la subida al Cerro. |
Foto: Juan se retrasa para la foto. |
Foto: como siempre Paco y Ramón en cabeza. |
Llevábamos a los de Colmenar como
referencia a unos 800 metros antes de comenzar la subida. Sé que el afán de
Paco era llegar lo antes posible a ellos, pero no a costa de un esfuerzo extra,
y si algo he aprendido este último año es que hay que ser paciente y no gastar
de más, por lo que le dije a Paco de no forzar el ritmo, que tarde o temprano
les cogeríamos, es una subida que con 90 kms en las piernas se hace dura y si
te encuentras aire de cara más.
Poco a poco, pedalada a pedalada,
metro a metro, mi plan surgió efecto. Llegamos a enlazar con el grupo justo
cuando empieza la sucesión de curvas antes del falso llano. En un principio nos
pusimos a cola del grupo, momento que aprovechó Ramón para saludar a gente
conocida como Enrique, Santi Mostacilla y algún otro que yo personalmente no
conozco, pero el ritmo no era tan fuerte como parecía desde lejos, por lo que
Toni y yo fuimos escalando posiciones hacia la cabeza del pelotón.
En un momento dado me encontré en
cabeza tirando del grupo. Iba a plato, como me ha enseñado el maestro a subir
el Cerro últimamente. Sabía perfectamente que en el día de ayer y tras subir
Canencia no lo podría mantener hasta el final, por lo que decidí aguantarlo lo
máximo posible. También me encontraba en otra disyuntiva, no quería que los del
Club Colmenar se tomaran a mal mi osadía de ponerme en cabeza y tirar a plato,
provocando algún malentendido. Opté por seguir la ascensión con un ritmo cómodo
y tal y como iba, jugando con los piñones y aflojando de vez en cuando, pero en
encontré con unos aliados inesperados, los compañeros que habíamos recogido en
Cerceda, se pusieron en cabeza a tirar cuando llegamos al falso llano. Me pegué
a ellos y tras tomar la curva a derechas, afrontamos lo duro de la subida.
Pequé de conservador. De haber
venido el maestro seguramente no me hubiese pasado, pero me pudo la cabeza. En
un afán conservador al más puro estilo Mourinho, quité el plato. No me viene
abajo, pero me rompió el ritmo una mayor cadencia. Traté de compensarlo bajando
piñones pero no avanzaba lo mismo, lo que dio lugar a que se me fueran
distanciando los de cabeza. Tenía que haber aguantado un poco más. A 30 metros
de la cima, me pasó Paco y la cabeza del grupo, me pegué a ellos, traté de
aguantarles un poco, pero me faltaron 10 metros.
Una vez llegados al alto, Paco dio
media vuelta a por Salva a pesar que ya se había despedido de nosotros en
Guadalix, algo que le honra de manera superlativa ya que se subió el Cerro dos
veces. El resto seguimos ruta. Yo me dejé caer recuperando un poco las
pulsaciones y llegué a contactar con los de cabeza cuando iniciábamos el
Cerrillo, esta vez sí lo hice a plato y con mis sensaciones, se me fueron un
poco, pero decidí aguantar así. Como dice el maestro D. José es un entrenamiento
que algún día saldrá, y espero sea subiendo el Portalet en la QH. Junto a uno
de los nuevos compañeros y picado un poco, lo reconozco, di lo máximo para
tratar de enlazar con los de cabeza justo cuando llegábamos a la altura del
stop de Los Rancajales.
Poco a poco fueron llegando los
demás. Por mi parte se me hacía muy tarde por lo que tras hablarlo con Ramón,
decidimos bajarnos para Colmenar. Se nos unieron Toni y Juan. Enfilamos la
bajada hacia Remedios, afrontamos el odioso repecho que te deja atrancado como
no vengas con buen ritmo y tras pasar la base de helicópteros, enfilamos la
bajada que nos llevaría hasta Colmenar a gran velocidad. Nos despedimos
llegando a las calles del pueblo y nos emplazamos para la próxima salida.
Al final 110 kms. Muy buenas
piernas y grandes sensaciones. El entrenamiento semanal va dando sus frutos y
vamos asimilando el rodaje. Esperemos que empiece a acompañar el buen tiempo y
podamos disfrutar más de las salidas.
La próxima salida otra de mis
subidas favoritas, La Trampa. Haremos la primera parte del recorrido del
Desafío de los puertos del Guadarrama. Aquí lo contaremos.
Gracias a todos.
Final del la historia (contada desde Salva): Subí el Cerro a mi ritmo y Paco llegó a mi encuentro un poco antes del falso llano del tren. Le agradecí el esfuerzo, seguimos a mi ritmo "atrancado", Paco se dedicaba a jugar con los piñones, iba sobrado, coronamos el Cerro, luego el Cerrillo (yo nuevamente atrancado) y entramos en Colmenar tranquilamente. Al final descubrí uno de los motivos de mi mal día: estaba cocinando un catarro/fiebre/gripe que ya está dando sus últimos coletazos (hoy es jueves). Espero estar mejor para la Trampa del próximo domingo. Saludos. Salva
ResponderEliminarTenéis un grupo fabuloso. Ánimo y seguid contando vuestras salidas.
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