miércoles, 10 de abril de 2013

Canencia y El Cerro (7/4/2013)


Llevo tiempo sin escribir sobre mis salidas. No es que no tenga nada que contar, más bien ha sido la falta de tiempo y a veces de ganas. He seguido saliendo, a pesar del tiempo tan raro que hemos tenido con tanta lluvia, ya que la preparación para la QH sigue en marcha, pero en alguna ocasión he tirado más de rodillo en casa.

Parece que poco a poco se va instalando el buen tiempo. Como solemos decir los ciclistas mientras el suelo esté seco, nos conformamos. Te abrigas más y puedes combatir el frío, pero la lluvia es otra cosa.

Como me perdí la salida de la semana pasada por cuestiones personales, tenía ganas que llegara el domingo y si encima era con la subida a mi puerto favorito, las ganas de bici se multiplicaron durante la semana.

La ruta de ayer era la segunda que hacíamos en nuestro calendario personal para la QH. Compartíamos destino con la oficial del club, pero no distancia, ya que además de salir antes, variábamos el recorrido, subiendo a Canencia desde Guadalix.

Quedamos el grupo de la QH como siempre en el canto a las 9, a excepción del maestro D. José que le tocaba guardia, y nos encontramos con varios componentes y amigos del club. Se unieron a nosotros en el recorrido y salimos dirección a Soto como es habitual para empezar a soltar piernas y entrar un poco en calor ya que era una mañana bastante fría la del pasado domingo.

Foto: día de frío ayer.

Llegamos a Soto, tras recoger a Faustino por el camino, y surge una pequeña confusión en el grupo. Unos decían de ir hasta Cerceda primero para luego afrontar la subida a Canencia de vuelta, otros, subir directamente por la carretera de Miraflores. Les explicamos que nosotros hacíamos un recorrido diferente al subir por Guadalix, por lo que optaron por hacer su subida junto con Salva y Ramón que decidieron ir con el grupo. Los restantes, Paco, Juan, Toni y yo seguimos con nuestro plan.


Afrontamos la primera subida del día que nos llevaba a la rotonda de Los Pinarejos, para empezar a calentar las piernas. Cada día mejor, pusimos un ritmo cómodo y en nada ya estábamos descendiendo hacia Guadalix. Una vez llegados a la rotonda, tomamos dirección Miraflores para afrontar una subida que poco a poco se va haciendo paulatinamente más dura hasta alcanzar rampas del 8% en varios tramos, eso sí no por mucho tiempo. Enlazamos con la carretera que sube desde Soto y enfilamos la larga subida con un asfalto cada vez peor, hasta llegar a la bifurcación del comienzo de ambos puertos, Canencia y Morcuera.


Fotos: llegando a Miraflores.
 

Ayer nos decantamos por la opción fácil, Canencia, nuestro enemigo lo dejaremos para más adelante, por lo que metimos todo y nos enfrentamos al repechón de inicio del puerto, no era cuestión de gastarlo todo en un momento. Poco a poco fuimos cogiendo ritmo de ascensión, al ser tres es más fácil controlarse e ir agrupados.

Foto: comienza el puertooo!!!
 

Los primeros kms hasta que sales de Miraflores y transcurren entre casas de auténtica belleza, se hacen durillos, sobre todo porque las piernas y la cabeza no tienen el ¨modo puerto¨ todavía instalado. Dejamos atrás las últimas casas, y nos adentramos en territorio de Bustarviejo como reza el cartel justo en el comienzo de puerto.

Una cosa que me llamó la atención es la buena idea que han tenido de marcar o avisar con carteles la distancia a puerto con su correspondiente porcentaje medio. Y con este porcentaje fuimos debatiendo los cuatro componentes del grupo según ascendíamos. Unos como Juan y Paco se quejaban que el porcentaje puesto no era el real y tanto Toni como yo defendíamos que era el porcentaje medio por kilómetro, de ahí que en los primeros carteles aparecen cifras muy bajas como el 1% y 2%, pero los que conocen este puerto saben que la primera mitad del mismo, discurre casi en descenso o el claro falso llano.

Con esa duda, llegamos a la curva de izquierdas que marca la verdadera subida a Canencia y empieza lo bueno. Poco a poco Toni y yo fuimos abriendo un pequeño hueco, entiendo que Paco se quedó más por acompañar a Juan en la subida, por lo que en un mano a mano con Toni, nos dispusimos en paralelo a afrontar la subida.

Me encanta este puerto, es mi favorito. No sé si es el asfalto perfecto, el silencio, la falta de tráfico o que fue mi primer puerto ascendido, pero es mi debilidad. A ritmo tranquilo con la respiración un poco más forzada al no estar todavía habituados a los puertos y su esfuerzo, fuimos haciendo los casi 3 kms que nos separaban de la cima. Los porcentajes en los carteles ya marcaban 7% y 8%. Justo cuando llegábamos a la curva de herradura que te enfila hacia la meta, el grupo que había subido directo desde Soto comenzaba su descenso, emplazándonos a unirnos con ellos abajo en el cruce de Soto.

Seguimos con los 150 metros que nos quedaban para coronar y ya arriba soltamos un poco las piernas hasta que llegaron Paco y Juan. En el alto nos encontramos con Salva que decidió esperar y bajarse con nosotros. Rellenamos los bidones, tomamos una barrita, nos abrigamos para el descenso y nos dispusimos a desandar lo subido.

Paco y yo nos dejamos caer primero más despacio, no especialmente en el caso de Paco ya que no le volví a ver hasta llegados a Soto, digamos que se dejó caer un poco más rápido. En la bajada nos encontramos con los componentes del Club que subían y habían hecho su salida oficial a las 9.30. Igualmente les emplazamos a vernos en Soto.

Descenso tranquilo, sin prisas, soltando las piernas para que no se relajasen en exceso y en un momento llegamos a Miraflores, justo cuando me disponía a parar en la bifurcación de los puertos, Juan me avisa que ya estábamos todos y sin llegar a parar, seguimos descendiendo hacia Soto.

Que mal está la carretera entre Miraflores y Soto. Peligrosa, sucia, bacheada, parcheada de manera ostensiblemente arcaica, una chapuza lo que han intentado enmascarar. Por suerte conseguimos llegar hasta Soto sin ningún pinchazo y eso ya era todo un logro. En Soto nos esperaban Paco, Ramón y Antonio en la parada del bus como siempre, reanudamos la marcha y el resto el grupo se nos unió en la siguiente rotonda dentro ya casi del pueblo. Metros más adelante, justo antes de salir de Soto, nos enlazaron los de la salida de las 9.30, Chema, Kike, Javier y compañía.

Se pusieron los jóvenes en cabeza a tirar como alma que lleva el diablo. Me emparejé con Ramón y le comenté que ese ritmo no nos convenía en absoluto ya que de vuelta nos quedaba el Cerro. Se apaciguaron un poco los ánimos y ya rodamos un tanto más suave hasta Manzanares, pero llegados a la rotonda de los montañeros, nuevo ataque de locura, de excitación, de adrenalina o vete a saber qué. Parte de los de cabeza rompieron el grupo y llegaron a coger casi un kilómetro de ventaja entre el repecho y la posterior bajada, el resto seguimos con un ritmo más pausado. Ramón que había entrado en el corte, se debió de dar cuenta y aflojó el ritmo para dar lugar a que enlazásemos con ellos para llegar todos en grupo hasta Cerceda.

Llegados a Cerceda como el grupo no tenía previsto subir por el Cerro, decidieron rodar un poco más hasta Moralzarzal, los de la QH, paramos en la fuente para comer y beber un poco antes de afrontar el camino de vuelta hacia Guadalix. En la fuente nos encontramos con unos chicos de Colmenar que se habían despistado de sus compañeros de salida y decidieron unirse a nosotros para el camino de vuelta.

Emprendimos nuevamente la marcha y con un ritmo tranquilo llegamos a Soto para enfilar nuevamente la subida a Los Pinarejos. Salva y Toni se habían quedado cortados antes de llegar a Soto y es que Salva venía tocado. Les estuvimos esperando justo en la rotonda de salida del pueblo. Fue cuando Salva me dijo que iba muy tocado y que no podría enfrentarse al Cerro con el grupo, que prefería hacerlo a su ritmo.

Ramón había iniciado la subida junto a los nuevos compañeros de manera suave. Toni, Paco y Juan abrieron hueco rápidamente una vez la carretera empezó a empinarse, yo por mi parte me quedé en tierra de nadie intentando servirle a Salva de referencia, pero cada vez que miraba para atrás le veía más lejos. Llegados arriba, Paco dio media vuelta para ir en busca de Salva, los demás nos dejamos caer despacio. Al poco nos enlazaron también Paco y Salva.

Tomamos el desvío de entrada a Guadalix, cruzamos el pueblo y nos dirigimos hacia la carretera que nos subiría al Cerro donde nos estaban esperando Ramón y los nuevos compañeros. Hicimos una breve pausa y en ese momento pasó el grupo del que se habían perdido estos chicos que no era otro que nuestros compañeros del Club Colmenar.

Reanudamos la marcha con Paco y Ramón marcando el ritmo. En ese momento me acordé de la cámara y aproveché para sacar un par de fotos. Se me había olvidado de las últimas salidas que no la saqué por miedo a que se estropeara con la lluvia. Tras sacar un par de fotos a la mini-grupeta, me puse en cabeza con Paco.

Foto: comienza la subida al Cerro.
 
Foto: Juan se retrasa para la foto.

Foto: como siempre Paco y Ramón en cabeza.
 
Llevábamos a los de Colmenar como referencia a unos 800 metros antes de comenzar la subida. Sé que el afán de Paco era llegar lo antes posible a ellos, pero no a costa de un esfuerzo extra, y si algo he aprendido este último año es que hay que ser paciente y no gastar de más, por lo que le dije a Paco de no forzar el ritmo, que tarde o temprano les cogeríamos, es una subida que con 90 kms en las piernas se hace dura y si te encuentras aire de cara más.

Poco a poco, pedalada a pedalada, metro a metro, mi plan surgió efecto. Llegamos a enlazar con el grupo justo cuando empieza la sucesión de curvas antes del falso llano. En un principio nos pusimos a cola del grupo, momento que aprovechó Ramón para saludar a gente conocida como Enrique, Santi Mostacilla y algún otro que yo personalmente no conozco, pero el ritmo no era tan fuerte como parecía desde lejos, por lo que Toni y yo fuimos escalando posiciones hacia la cabeza del pelotón.

En un momento dado me encontré en cabeza tirando del grupo. Iba a plato, como me ha enseñado el maestro a subir el Cerro últimamente. Sabía perfectamente que en el día de ayer y tras subir Canencia no lo podría mantener hasta el final, por lo que decidí aguantarlo lo máximo posible. También me encontraba en otra disyuntiva, no quería que los del Club Colmenar se tomaran a mal mi osadía de ponerme en cabeza y tirar a plato, provocando algún malentendido. Opté por seguir la ascensión con un ritmo cómodo y tal y como iba, jugando con los piñones y aflojando de vez en cuando, pero en encontré con unos aliados inesperados, los compañeros que habíamos recogido en Cerceda, se pusieron en cabeza a tirar cuando llegamos al falso llano. Me pegué a ellos y tras tomar la curva a derechas, afrontamos lo duro de la subida.

Pequé de conservador. De haber venido el maestro seguramente no me hubiese pasado, pero me pudo la cabeza. En un afán conservador al más puro estilo Mourinho, quité el plato. No me viene abajo, pero me rompió el ritmo una mayor cadencia. Traté de compensarlo bajando piñones pero no avanzaba lo mismo, lo que dio lugar a que se me fueran distanciando los de cabeza. Tenía que haber aguantado un poco más. A 30 metros de la cima, me pasó Paco y la cabeza del grupo, me pegué a ellos, traté de aguantarles un poco, pero me faltaron 10 metros.

Una vez llegados al alto, Paco dio media vuelta a por Salva a pesar que ya se había despedido de nosotros en Guadalix, algo que le honra de manera superlativa ya que se subió el Cerro dos veces. El resto seguimos ruta. Yo me dejé caer recuperando un poco las pulsaciones y llegué a contactar con los de cabeza cuando iniciábamos el Cerrillo, esta vez sí lo hice a plato y con mis sensaciones, se me fueron un poco, pero decidí aguantar así. Como dice el maestro D. José es un entrenamiento que algún día saldrá, y espero sea subiendo el Portalet en la QH. Junto a uno de los nuevos compañeros y picado un poco, lo reconozco, di lo máximo para tratar de enlazar con los de cabeza justo cuando llegábamos a la altura del stop de Los Rancajales.

Poco a poco fueron llegando los demás. Por mi parte se me hacía muy tarde por lo que tras hablarlo con Ramón, decidimos bajarnos para Colmenar. Se nos unieron Toni y Juan. Enfilamos la bajada hacia Remedios, afrontamos el odioso repecho que te deja atrancado como no vengas con buen ritmo y tras pasar la base de helicópteros, enfilamos la bajada que nos llevaría hasta Colmenar a gran velocidad. Nos despedimos llegando a las calles del pueblo y nos emplazamos para la próxima salida.

Al final 110 kms. Muy buenas piernas y grandes sensaciones. El entrenamiento semanal va dando sus frutos y vamos asimilando el rodaje. Esperemos que empiece a acompañar el buen tiempo y podamos disfrutar más de las salidas.

La próxima salida otra de mis subidas favoritas, La Trampa. Haremos la primera parte del recorrido del Desafío de los puertos del Guadarrama. Aquí lo contaremos.

Gracias a todos.

3 comentarios:

  1. Final del la historia (contada desde Salva): Subí el Cerro a mi ritmo y Paco llegó a mi encuentro un poco antes del falso llano del tren. Le agradecí el esfuerzo, seguimos a mi ritmo "atrancado", Paco se dedicaba a jugar con los piñones, iba sobrado, coronamos el Cerro, luego el Cerrillo (yo nuevamente atrancado) y entramos en Colmenar tranquilamente. Al final descubrí uno de los motivos de mi mal día: estaba cocinando un catarro/fiebre/gripe que ya está dando sus últimos coletazos (hoy es jueves). Espero estar mejor para la Trampa del próximo domingo. Saludos. Salva

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  2. Tenéis un grupo fabuloso. Ánimo y seguid contando vuestras salidas.

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