Llegó el gran día. No me podía imaginar hace un año cuando
leía las diversas crónicas y reportajes sobre el primer desafío, que hoy iba a
estar escribiendo estas líneas contando mi aventura. Me parecía algo brutal, bestial,
al más puro estilo épico de las grandes vueltas, Tour, Giro, Vuelta… 162kms
porcentajes increíbles, subidas a lo grande, 5 puertos, se me antojaba
imposible, algo reservado a súper ciclistas.
Tampoco imaginaba cuando empecé la temporada a finales del
mes de enero con casi 8 kgs de más en mis primeras salidas con los que hoy son
mis compañeros de club, que este día y este logro se harían posible. Han sido
muchos días de sacrificio, días de mucho, mucho frío, de madrugones, de
renquear sobre la bici, tardes de rodillo sudando la gota gorda, de kilómetros
y kilómetros, puertos y más puertos, Morcuera, Navacerrada, Canencia, La
Trampa… Rutas y rutas todos los domingos, Al Berrueco, El Espartal, Los
Rancajales, Bustarviejo… Tampoco he de olvidar a mis compis de club en la
sección de MTB, con los que compartí el Rally de Galapagar y la Marcha de
Colmenar Viejo y otras cuantas rutas más… A todos ellos mil gracias, sin
vuestra ayuda y vuestro apoyo no lo habría conseguido. Y por último quiero dar
las gracias a mi mujer por permitir que las mañanas de los domingos las pueda
disfrutar dando pedales junto a mis compañeros haciendo lo que me gusta,
disfrutar de la bici.
Sólo con ver el perfil y el kilometraje asusta. Por separado
a excepción de la subida a Canencia desde el Valle de Lozoya, todo lo había
hecho en diferentes rutas, así que pensé que debería aplicar el sentido común y
aprovechar esa experiencia e ir dosificando durante todo el recorrido. La
altimetría me la sabía de memoria, llevaba una semana pensando en cada repecho
en cada tramo complicado, hasta en las tardes de rodillo previas a la carrera
visualizaba cada tramo y pendiente. Todo claro, cristalino, aprendido de
memoria, había diseñado hasta las veces que tenía que comer y dónde, pero luego
la carretera es muy dura, la cabeza impone su ley y las piernas parecen no
obedecer cuando más las necesitas.